No es casualidad que los republicanos hayan elegido a Milwaukee, en Wisconsin, como el lugar para iniciar este miércoles los debates entre los precandidatos a la presidencia, ni tampoco que vaya a ser la sede de su convención el próximo julio. Considerado un “estado bisagra”, el resultado de Wisconsin será definitivo para inclinar la balanza.
“No es una coincidencia que el debate sea en Wisconsin y tampoco que sea en la ciudad de Milwaukee, que tradicionalmente es un bastión demócrata”, confirma a EFE Kathleen Dolan, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Wisconsin.
Aunque Madison es la capital estatal, Milwaukee -conocida por sus fábricas de cerveza y por los Bucks de la NBA- es la ciudad más poblada, con más de medio millón de habitantes, y por tanto la que más peso electoral tiene.
Históricamente más azul que rojo, el estado de Wisconsin fue clave en 2016 para la ajustada victoria electoral del republicano Donald Trump, que se alzó con la victoria frente a Hillary Clinton por un estrecho margen de 0,77 puntos porcentuales.