“Siempre es un gran día para ser un oso polar”, reza un lema en los pasillos del instituto North, en Des Moines (Iowa). Los Osos Polares son los equipos deportivos de este instituto donde un grupo de votantes republicanos se ha reunido a elegir a su candidato a las presidenciales de noviembre. Fuera hace 21 grados bajo cero. Es un buen día para ser un oso polar, sin duda, pero también es un buen día para ser Donald Trump. Tal y como anticipaban las encuestas, el expresidente ha arrasado en los caucus de Iowa, según las primeras estimaciones.
Trump ha sido el candidato más votado en los cientos de asambleas de ciudadanos que se han manifestado este lunes sobre quién es su favorito para disputarle a Joe Biden La Casa Blanca el próximo 5 de noviembre. La victoria en la gélida Iowa, cubierta de nieve y sometida a temperaturas propias del Ártico, es solo el primer paso en la carrera de las primarias, pero supone un golpe de autoridad para Trump, al que sus cuatro imputaciones por 91 presuntos delitos no le pesan, sino que le dan a alas.
La victoria de Trump ha sido rotunda, a tenor de la velocidad con que los analistas de datos de televisiones y medios de comunicación han certificado su triunfo, incluida la casi infalible AP. Aparentemente, ha batido el récord de Bob Dole, que se impuso en los caucus de Iowa de 1988 por algo más de 12 puntos y marcó entonces un récord.
A falta de saber quién ha sido Segundo y tercero, para Ron DeSantis, el resultado es una decepción en toda regla. Las televisiones se han estado recreando en los últimos días con su cambio de mensaje. Hace unos meses decía: “Vamos a ganar en Iowa”. Hace unas semanas: “Vamos a hacerlo bien en Iowa”. La realidad es que a pesar de haberse pateado los 99 condados y a pesar de ser un Estado blanco, conservador y religioso, que favorece su perfil político, DeSantis ha fracasado.
Los caucus de Iowa son asambleas políticas que se han realizado este lunes a partir de las 19.00 horas locales (las 2 de la madrugada del martes en la España peninsular), en centenares de centros cívicos, colegios, polideportivos, iglesias y hasta domicilios particulares, a lo largo y ancho de este Estado de 3,2 millones de habitantes. En esos lugares, los votantes republicanos han expresado sus preferencias por los candidatos. En la mayoría de los casos hay discursos y debates, aunque no es imprescindible. En el caso republicano, no hay formación de grupos ni eliminación de candidatos que no alcancen un determinado porcentaje de votos. Esas eran las características de los caucus demócratas de Iowa hasta 2020. Aquí, aunque los que acuden suelen ser más participativos y con frecuencia gustan de expresarse y defender sus ideas, el voto es secreto y las diferencias con unas primarias tradicionales se reducen.
En el Instituto North, John Satre se ha encargado de defender la candidatura de Trump. Cuenta a EL PAÍS que es la segunda vez que actúa como capitán de caucus, como se conoce a esos voluntarios que hacen de portavoces de sus candidatos. En 2016, curiosamente, defendió al senador Ted Cruz frente a Trump, pero ahora está entregado al lema de hacer grande de nuevo a Estados Unidos. “Trump es lo que necesita el país, ha demostrado que tiene sentido común“, defiende sin pestañear. Ha hecho su defensa en público de Trump con traducción casi simultánea al español, aunque apenas había votantes latinos en la sala.