Un pequeño pueblo en la costa este de Maryland suspendió a toda su fuerza policial en espera de los resultados de una investigación realizada por fiscales estatales, una decisión en gran medida inexplicable que ha dejado a los residentes conmocionados, escépticos y nerviosos.
Lo sucedido en Ridgely sugiere que incluso las comunidades más rurales del país están sintiendo los efectos de la indignación generada por el asesinato de George Floyd.
Sin una fuerza policial en Ridgely, al menos temporalmente, la gente está preocupada por los tiempos de respuesta en caso de necesitar ayuda. Y siguen sin saber por qué cerraron su departamento de policía.
En una declaración publicada en el sitio web del gobierno de la ciudad la semana pasada, las autoridades dijeron que la comisión de tres miembros de Ridgely había “suspendido con sueldo a la totalidad del Departamento de Policía de Ridgely” y que la fiscalía estatal —que maneja casos de mala conducta pública, fraude electoral— violaciones de las leyes de ética y más, está investigando.
Por su parte, el director de operaciones de Ridgely, David Crist, se negó a proporcionar a The Associated Press incluso información básica sobre las suspensiones, incluido el número policías. El sitio web del departamento dice que emplea a media docena de agentes.