Los nuevos proyectos de ley que ha promulgado el gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, han desatado la controversia en el estado, generando protestas, demandas y advertencia de viaje que señalan que el estado es “abiertamente hostil” hacia las personas negras, inmigrantes, mujeres y miembros de la comunidad LGBTQ+.
Las consecuencias ya empezaron a extenderse a una arteria económica clave para un estado libre de impuestos sobre la renta, que depende en gran medida de los impuestos al turismo: el negocio de las convenciones de Florida.
Durante las últimas semanas, al menos una decena de organizaciones anunciaron sus planes de cancelar o reubicar las próximas conferencias que iban a realizar en Florida, lo que marca una posición clara al hacer que sus miles de asistentes y millones de dólares fluyan a otros estados considerados más seguros y acogedores.
Aunque la oficina de DeSantis le ha restado importancia a la situación al llamarla una “treta impulsada por los medios”, los funcionarios de turismo y las organizaciones comunitarias en el estado dicen que lo que sucede ahora puede ser apenas el comienzo.