El estado de Nueva York prolongó el período de emergencia debido a la crisis migratoria. Esta extensión permitirá destinar más recursos financieros del sector público para proporcionar refugio y ayuda humanitaria a los recién llegados. Al mismo tiempo, se están empezando a manifestar las primeras reacciones adversas de ciertas comunidades locales hacia la recepción de estos migrantes.
La gobernadora del estado, Kathy Hochul, amplió la declaración de emergencia después de solicitar al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, que el gobierno federal se involucre en la crisis. Especialmente, pidió que se facilite la obtención de permisos de trabajo para los solicitantes de asilo. La respuesta de la Casa Blanca hoy se fundamentó en la falta de “acción” por parte del Congreso.
En los últimos quince meses, más de 100.000 inmigrantes, calificados como solicitantes de asilo por las autoridades, han llegado a Nueva York, principalmente a la ciudad de Nueva York. Por ley, esta ciudad tiene la responsabilidad de acogerlos, lo que ha resultado en una saturación del sistema público de albergues y en la necesidad de alojarlos en diversas instalaciones temporales.
En conjunto, se han habilitado más de 200 alojamientos improvisados, entre los cuales se incluyen 15 centros de asistencia humanitaria.