“Debemos ser escuchadas Esto tiene que cambiar, no es correcto”, afirmó la mujer de 33 años.
La mujer de Texas condujo por sí sola cuatro horas durante la noche para llegar a una clínica de abortos en Luisiana para una consulta. Tenía planeado inicialmente dormir en su auto, pero un grupo de asistencia le ayudó a conseguir una habitación de hotel.
Soltera y con tres hijos de entre cinco y 13 años, a ella le preocupa que la llegada de otro bebé represente menos tiempo, alimentos, dinero y espacio para sus tres hijos. Siendo desempleada y sin la ayuda de los grupos que ofrecen abortos gratuitos, señala que probablemente habría buscado otra manera de poner fin a su embarazo.
“Si una no puede deshacerse del bebé, ¿qué es lo que puede hacer? Tratar de deshacerse de él por una misma. Así que pienso: ¿’Qué puedo hacer? ¿Cuáles remedios caseros puedo usar para deshacerme de este bebé, de tener un aborto natural, para abortarlo?’ Y no debería ser así, yo no debería tener que hacerlo. Yo no debería tener que pensar así, sentirme así, nada de eso.