Tras varias décadas guardado en los almacenes del Smithsonian, una de las instituciones culturales más significativas de Estados Unidos, las más de mil piezas que formaron el primer gran domo geodésico portátil de Norteamérica han vuelto a unirse esta semana en un museo de Washington DC para hablar de cómo el mundo tendrá que adaptarse al cambio climático.
“En un momento en la historia en el que nos enfrentamos a fenómenos meteorológicos extremos debido al cambio climático, hay muy pocas estructuras que puedan soportar fuerzas de clima extremo como huracanes de categoría cuatro y cinco”, cuenta Abeer Saha, curador de la muestra.
Un domo geodésico es una construcción semiesférica generada con la unión de poliedros. Como solución habitacional, tiene una alta resistencia sísmica, puede soportar una carga de nieve muy alta, tiene mucha estabilidad ante fuertes vientos y en su construcción requiere una menor cantidad de materiales.
Durante tres días, un grupo de estudiantes de la Universidad Católica de América ha estado reconstruyendo esta estructura, creada originariamente en los años 50 y que podrá contemplarse hasta finales de mes en el Museo Nacional de Historia Americana en la muestra “Reconstrucción de ‘Weatherbreak’: cúpulas geodésicas en una era de clima extremo”.
Esta exhibición, explica Saha, busca que el público experimente “qué se siente dentro de una estructura geodésica” porque “podrían encontrarse viviendo en una en el transcurso de los próximos 20 o 30 años, a medida que el clima se vuelve cada vez más extremo”.
“El cambio climático es una realidad y realmente queremos que el público entre y piense cómo será su vida en este clima cambiante”, añade.