Una madre de Oklahoma y su pareja castigaban a su hijo de 10 años con descargas de una pistola Taser y cuando fue descubierta por un trabajador social estatal, argumentó que usar el dispositivo de descargas eléctricas contra el niño no era ilegal.
La mujer fue identificada como Jamie K. Ahmad, de 38 años, y su novio, Robert Mason Davis, de 36.
La policía de Midwest City llegó al caso luego de que un oficial acudiera a la escuela y, una vez allí, el niño le pidiera hablar a solas. El menor le rogó llorando al oficial que no lo enviara a casa con su madre, según documentos vistos y publicados por Law&Crime.
Según esos mismos documentos, el menor dijo que su madre usó una pistola Taser contra él y lo golpeó, generándole quemaduras en la piel y dejándole marcas, de acuerdo con investigaciones posteriores.
Durante la investigación, la policía encontró que Ahmad y Davis abusaron físicamente del niño en varias ocasiones, como reprimenda por no cumplir con los límites de tiempo para hacer su trabajo escolar o guardar su ropa.
El niño detalló que por “no hacer su trabajo correctamente” se refería a que “le dieron un límite de tiempo de 5 minutos y si no terminaba su trabajo cuando se acabara el tiempo, lo golpearían con la rama“, según los documentos obtenidos por Law&Crime.
El menor de 10 años de edad aseguró que “le habían disparado con pistolas Taser más veces de las que podía contar”.
Las autoridades validaron la versión del niño, describiendo sus marcas y quemaduras como “demasiado numerosas para contarlas”.