Los centros comerciales en Estados Unidos están experimentando un declive significativo que amenaza su existencia.
Actualmente, solo quedan alrededor de 750 centros comerciales en comparación con los 2.500 que había en los años 80, y se estima que en 15 años solo quedarán alrededor de 150.
El fenómeno se debe a cambios en los hábitos de compra de los consumidores, con un aumento en las compras en línea y una preferencia por tiendas individuales en ubicaciones residenciales en lugar de grandes centros comerciales.
Los descuentos y la competencia de precios también han contribuido a la obsolescencia del modelo de grandes almacenes.
Aunque algunos centros comerciales sobrevivirán y se adaptarán a las demandas de los consumidores, se espera que muchos cierren.
El futuro de los centros comerciales dependerá de su capacidad para atraer a los consumidores y adaptarse a los cambios en el panorama minorista.