El Senado de Texas inicia este martes el juicio político al fiscal general del estado, el poderoso republicano Ken Paxton, un singular evento en un estado donde su propio partido tiene el control de las instituciones públicas.
Paxton, de 60 años y uno de los líderes del movimiento legal conservador de Estados Unidos, fue objeto de serias acusaciones de corrupción por parte de un grupo de subalternos, lo que podría derivar en su destitución permanente del cargo de fiscal general de parte del Senado.
Paxton ha calificado el juicio político en su contra como “una farsa con motivos políticos” y dijo que esperaba ser absuelto. Sus abogados han adelantado que el fiscal suspendido no testificará ante el Senado.
En mayo, la Cámara de Representantes de Texas —de mayoría republicana— votó abrumadoramente a favor de aprobar 20 artículos de enjuiciamiento contra Paxton, incluyendo soborno y abuso de la confianza pública. Se convirtió así en el tercer funcionario acusado por la legislatura en la historia de Texas.
La votación de la Cámara también suspendió a Paxton temporalmente del cargo sin sueldo hasta que se resolviera su destino en el juicio político en el Senado.
La acusación de los representantes y el juicio político de Paxton en el Senado llegan después de años de escándalos y una imputación criminal federal por fraude de valores, que podría llevarlo a prisión.
Paxton, sin embargo, continúa siendo popular entre los votantes de Texas, quienes lo reeligieron por tercera vez en 2022 a pesar de haber fracasado ante la Corte Suprema en su intento por anular la elección presidencial con la que Joe Biden llegó a la Presidencia.