El informe muestra que el 54% de armas que la policía encontró en escenas del crimen en 2021 habían sido compradas recientemente. Esa rapidez puede indicar tráfico ilegal de armas o una compra legal para luego entregarla a alguien que no puede poseerlas.
El número total de armas nuevas creció significativamente en ese año, tras batir récords durante la pandemia del COVID. La mayoría de las armas utilizadas en delitos cambiaron de manos desde su compra, señala el informe.
También se destaca lo que la fiscal general adjunta, Lisa Monaco, calificó como una epidemia de armas robada. Más de 1,07 millones fueron reportadas como robadas entre 2017 y 2021, casi todas ellas, el 96%, fueron de particulares.
El documento también hace un seguimiento del aumento de las armas fantasmas, armas de fuego de fabricación privada sin número de serie. El informe se publicó después de que el fiscal general, Merrick Garland, pidiera a la ATF que elaborara el primer estudio exhaustivo sobre el tráfico delictivo de armas en más de 20 años.