Nikki Haley ha dedicado los últimos días antes de las primarias republicanas de Carolina del Sur a insistir en que ella es la única candidata que puede unir a los estadounidenses, a diferencia del controvertido Donald Trump, quien, sin embargo, ha ganado en todos los estados que se han disputado.
Esa es una tarea difícil para Haley. Mientras, los electores en Carolina del Sur se preparan para votar el sábado.
La victoria de Trump en las primarias de 2016 contribuyó a consolidar su condición de favorito, y cuenta con el apoyo de todos los principales líderes electos del estado y de todos sus congresistas republicanos menos uno.
Por su parte, Haley ha resistido en la carrera, superando a una docena de candidatos, lo que significa que está en esto a largo plazo. Su creciente recaudación de fondos podría mantenerla en la carrera a pesar de sus anteriores derrotas ante Trump.
Haley resalta constantemente sus conocimientos de política exterior, tras haber servido como embajadora de Trump ante las Naciones Unidas durante dos años. En sus actos de campaña es común que plantee cómo hubiera reaccionada ella ante distintas situaciones, la mayoría de las veces muy diferente a su exjefe.
“No dudaré en insistir a los países de la OTAN en que tienen que asumir su responsabilidad, pero eso se hace a puerta cerrada”, dijo Haley el domingo durante un debate público en Fox News con John Roberts, retransmitido desde un local en el centro de Columbia, Carolina del Sur.
Esa era una referencia a la advertencia de Trump a los aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) durante un mitin de campaña a principios de este mes de que “animaría” a Rusia a “hacer lo que les dé la gana” con los países “delincuentes”, naciones que en su opinión no están cumpliendo con su parte en esa alianza.