El martes, Estados Unidos declaró la implementación de medidas restrictivas a funcionarios chinos responsables de llevar a cabo la estrategia de “asimilación forzada” de niños en la región de Tíbet. Según expertos de la ONU, en Tíbet se ha registrado la separación de más de un millón de menores de sus familias.
“Estas políticas coercitivas buscan eliminar las tradiciones lingüísticas, culturales y religiosas distintivas de Tíbet entre las generaciones más jóvenes de tibetanos”, afirma el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, en un comunicado en el que informa de la restricción de visas para estos funcionarios.
“Instamos a las autoridades chinas a poner fin a la coerción de los niños tibetanos en los internados administrados por el gobierno y a cesar las políticas represivas de asimilación, tanto en Tíbet como en otras partes” del país, añadió.
Desde 2021 Estados Unidos ha acusado a China de llevar a cabo un genocidio en otra región, Xinjiang, a través de una red de campos de trabajos forzados.