La muerte del afroamericano George Floyd en 2020 a manos de un policía no fue un caso aislado, apuntó el Departamento de Justicia: en la Policía de Minneapolis había problemas sistémicos de uso excesivo de la fuerza y discriminación que en última instancia condujeron al homicidio.
La investigación se abrió poco después de ese suceso, que fue grabado en video y propició una ola de protestas en todo Estados Unidos contra la violencia y discriminación policial bajo el lema “Black Lives Matter”.
El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, subrayó al presentar las conclusiones de las pesquisas que en la Policía de Minneapolis se ha visto un uso excesivo habitual de la fuerza, incluso de forma letal, “a menudo cuando no es necesaria”.
Utilizan sus armas “sin evaluar si la persona presenta una amenaza y mucho menos si la amenaza justifica su uso letal. Ignoran de forma rutinaria la seguridad de las personas bajo su custodia y discriminan ilegalmente a los negros y nativos americanos en sus actividades de cumplimiento de la ley”, dijo.
Floyd fue detenido el 25 de mayo de 2020 después de que un dependiente de una tienda lo acusara de intentar pagar una cajetilla de tabaco con un billete falso.
Derek Chauvin, el policía que puso su pierna en el cuello de Floyd mientras el hombre gritaba que no podía respirar, acabó siendo condenado a 22 años de prisión por homicidio en junio de 2021 y a otros 20 más tras declararse culpable por uso excesivo de la fuerza y por discriminación.
La investigación abierta por el Departamento de Justicia no buscó evaluar el comportamiento de un agente en particular, sino del cuerpo policial de la ciudad en su conjunto.