El presidente Joe Biden quiere ganar votos provocando algunas risas a expensas de Donald Trump, desatando burlas con el objetivo de molestar al expresidente y recordarle al país sus errores.
Como un cómico que perfecciona su rutina, el presidente demócrata ha estado probando y ampliando sus chistes durante las últimas semanas. Comenzó con críticas a los problemas financieros de su oponente republicano, y ahora Biden se burla regularmente del peinado de Trump, de su educación mimada y de su intento de ganar unos dólares extra vendiendo una edición especial de la Biblia.
Biden utiliza el humor para pintar a Trump como un bufón indigno de la Oficina Oval, pero no llega a convertir las elecciones en un motivo de risa.
A veces descubre que unos cuantos chistes pueden energizar a la audiencia incluso más que una importante victoria política y desviar la valiosa atención de un oponente que, de otro modo, acapara la atención incluso mientras se encuentra atrapado en un tribunal de Nueva York en su primer juicio penal.
El último ejemplo se produjo en la cena de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca el sábado por la noche. Después de años en los que Trump constantemente acusó a Biden de “somnoliento” y se burló de su edad —Biden tiene 81 años, Trump tiene 77_, el demócrata devolvió el insulto después de que el republicano pareció quedarse dormido en el tribunal.