Randall Cooke había hecho su última entrega de esa noche como repartidor de Uber Eats en Holiday, un suburbio de Tampa (Florida), y esperaba regresar a casa con su esposa cuando fue víctima de un “horrendo crimen” que el jefe de policía del condado de Pasco, Chris Nocco, calificó de “diabólico” y “demoniaco” en una conferencia de prensa celebrada este martes.
Los restos desmembrados de Cooke fueron encontrados dentro de bolsas de basura y de una hielera en la vivienda del hombre al que acababa de entregar comida, Oscar Solis Jr., de 30 años, que está acusado de asesinar y descuartizar al repartidor el 19 de abril.
Aquella tarde, Cooke escribió un mensaje de texto a su esposa para avisarle de que estaba cerca de casa, recogiendo para regresar. Al no saber más de él, la mujer lo reportó como desaparecido esa noche. Imágenes de una cámara de vigilancia muestran cómo repartió la comida en casa de Solis poco después de enviar el mensaje; al día siguiente, la cámara muestra a Solis y a otro hombre arrastrando bolsas de basura por su propiedad; la policía encontró luego restos humanos dentro.
Los investigadores creen que Solis trató de robar al conductor y terminó por matarlo, según dijo señaló la Oficina del Sheriff en un comunicado. El vehículo de Cooke fue hallado a poca distancia; en su interior había trapos y toallas ensangrentadas, una bolsa similar a la que llevaba la víctima, y una tarjeta con el nombre de Solis.