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Los de Sacramento tenían la racha más larga del deporte profesional de Estados Unidos sin disputar las series por el título.
Cuando arranquen los playoffs de la NBA, ahí estarán los Kings. Habrán pasado cerca de 6.200 días desde su último partido en las eliminatorias por el título. Fue el 5 de mayo de 2006. Nada menos que 17 años hacía que los de Sacramento no alcanzaban los cruces. Era la peor racha en la historia de la NBA y la sequía de postemporada activa más larga entre los equipos de las competiciones profesionales de Estados Unidos. Ahora, ese dudoso honor en la NBA les pertenece a los Hornets.
Los Kings aplastaron a los Blazers por 80-120 poniendo fin a esa nefasta trayectoria. De’Aaron Fox anotó 18 puntos, Kevin Huerter metió 17 y Domantas Sabonis acabó con 15 más 12 rebotes. Cuando Sacramento jugó aquel último partido en playoffs, el primero tenía ocho años, el segundo había cumplido siete y el tercero, 10. Sólo por poner en perspectiva la clasificación de su equipo.
“Queremos hacer cosas más grandes, pero 16 años es mucho tiempo. Nos sentimos genial por haber podido quitarnos eso de encima”, dijo un aliviado Fox, que ve a su equipo tercero en la Conferencia Oeste sólo por detrás de los Nuggets y los hasta este jueves enrachados Grizzlies. “Tenemos la oportunidad de hacer algo especial, así que seguimos jugando de esta manera y mejorando”, sueña Harrison Barnes.
Lo hace toda la franquicia. “Nuestros muchachos están entusiasmados. Están emocionados por la forma en que jugaron esta noche y los logros que han tenido hasta ahora, pero al mismo tiempo, y para no restar importancia a nada, esperan más”, dijo el entrenador de los Kings, Mike Brown, que cuenta con el español Jordi Fernández en su cuerpo técnico. Es el primero que consigue meter a los de Sacramento en playoffs desde Rick Adelman. Entre uno y otro, por ese banquillo habían pasado 11 técnicos. Todos perdieron más encuentros de los que ganaron.
El intercambio que en febrero del año pasado parecía la última locura de una franquicia a la deriva se ha confirmado como un acierto. Los Kings dejaban ir a Tyrese Haliburton, Buddy Hield y Tristan Thompson a los Pacers a cambio de Domantas Sabonis, Jeremy Lamb, Justin Holiday y una segunda ronda de 2027. Básicamente, dos pilares del equipo a cambio del pívot lituano, con vitola de All Star, pero con dudas sobre su capacidad de liderazgo. La ha demostrado con creces, tirando del equipo y firmando estadísticas brillantes y una buena colección de triples-dobles. Ha sido capital junto a Fox, que ha dado un enorme paso adelante, sobre todo en situaciones calientes. Pocos jugadores han estado tan acertados esta temporada en el ‘crunch time’.
Los Blazers, que ya anunciaron que Damian Lillard no jugaría más esta temporada, alinearon sólo a siete jugadores. Los titulares Jusuf Nurkic, Anfernee Simons, Jerami Grant y Keon Johnson tampoco participaron. Pese a todo, aguantaron hasta el descanso. Después se vinieron abajo y recibieron un parcial de 34-70 en la segunda parte. Shaedon Sharpe metió 30 puntos. Fue el mejor de su equipo, que ha perdido 10 de sus últimos 11 encuentros y ya no tiene opciones de alcanzar los playoffs.
La gran noche de los Kings la remató Keegan Murray, que anotó 13 puntos y llegó a los 188 triples esta temporada, la mayor cantidad de un rookie en la historia de la NBA. A falta de 6:44 minutos para el final del tercer cuarto anotó uno para superar la marca de 187 de Donovan Mitchell establecida en la campaña 17-18.
