El deportista ugandés, que se había fugado de la concentración, dejó una nota con sus deseos de superarse y forjar un futuro en Japón.
Un atléta olímpico ugandés se encontraba desaparecido desde el último viernes y había incertidumbre sobre su paradero, pues se temía lo peor. No obstante, las investigaciones habrían determinado que el joven dejó una nota que decía: “Quiero trabajar en Japón”. Por lo tanto, se cree que llegó a tierras niponas con la intención de comenzar una nueva vida.
Julius Ssekitoleko, de 20 años, estaba desde finales de junio en Izumisano, la localidad japonesa donde el equipo olímpico de Uganda tiene su alojamiento e instalaciones de entrenamiento previos a los Juegos Olímpicos de Tokio. El atleta abandonó sin previo aviso el hotel en el que se concentraba y, a primera hora del viernes, habría comprado un billete de tren bala con destino a Nagoya, a unos 200 kilómetros de distancia.
Según funcionarios de Izumisano, el levantador de pesas dejó escrito en su nota que no quería regresar a Uganda por las precarias condiciones de vida de su país y pidió a los miembros de su delegación que le entreguen sus pertenencias a su esposa allá. Su paradero sigue siendo desconocido, aunque un representante ugandés logró contactarse con él por teléfono en la tarde del viernes, no obtuvo más información.