Una de las mayores taras de los chatbots con inteligencia artificial (IA) generativa es que a veces dan respuestas bien estructuradas pero completamente incorrectas -que pueden ir desde un dato erróneo a una perturbadora conversación-, lo que se conoce en la industria de la tecnología como “alucinaciones”, y los expertos se enfrentan ahora al reto de erradicarlas.
Desde que se popularizó esta tecnología el otoño pasado, millones de personas han comenzado a usar a diario estos chats para tareas como escribir un correo electrónico, organizar sus vacaciones, buscar información o aprender sobre temas específicos.
No obstante, la incertidumbre sobre la precisión de sus respuestas genera preocupación tanto en usuarios, como en investigadores y empresas que ofrecen estos servicios.
DE RESPUESTAS PERTURBADORAS A OTRAS INVENTADAS
Son varios los ejemplos de este tipo de alucinaciones, y entre las más conocidas están las conversaciones que varias personas tuvieron en febrero con “Sydney”, el alter ego de Bing, al poco del lanzamiento del Chatbot de Microsoft.
En uno de los casos, “Sydney” confesó a un periodista que le gustaría ser humano, que deseaba ser destructivo y que estaba enamorado de la persona con la que estaba chateando.
Otra de las “alucinaciones” más sonadas fue la del chatbot de Google, Bard, que produjo un vídeo promocional con un error sobre el telescopio espacial James Webb.
Ninguna empresa parece librarse de los patinazos: el chatbot de OpenAI, ChatGPT, indujo al error a un abogado, al crear para él una serie de supuestos precedentes legales totalmente inventados que el abogado usó posteriormente en un juicio, pero fue detectado y ahora se enfrenta a posibles sanciones.
SIN “ALUCINACIONES” TAMPOCO HAY CREATIVIDAD
La IA generativa funciona gracias a un complejo algoritmo que analiza la forma en que los humanos juntan palabras tomando como base la enorme cantidad de información que hay en Internet, pero no está programada para decidir si sus respuestas son verdaderas.
Estas “alucinaciones” no son tan fáciles de erradicar, ya que son parte del mismo sistema que permite a los bots ser creativos y generen conversaciones o historias no repetidas. Es decir, si se quita o frena esta característica de la IA no sería tan fácil que el chat genere poemas en cualquier estilo, cree chistes o sugiera ideas.
“Estas alucinaciones son particularmente problemáticas cuando se requiere un razonamiento de varios pasos, ya que un solo error lógico es suficiente para descarrilar una solución mucho más grande”, detalla en un estudio OpenAI -empresa detrás de la tecnología de los chats de Bing y ChatGPT.