El Porsche 356 es un clásico de 1956 y uno de los predecesores del mítico 911. Nació con un motor bóxer de 1.6 litros y menos de 100 caballos, pero un interesante proyecto le ha dado una nueva vida como coche eléctrico. Si bien la idea ya es llamativa, más aún lo es la caja manual que guarda en su interior, algo para nada común en los vehículos eléctricos.
Para construir esta curiosa proeza eléctrica, en un taller británico han partido de un Porsche 936 original. Se ha remplazado por completo el motor bóxer por un motor eléctrico con 80 kW (unos 120 CV) y 235 Nm de par, más potente que el original.
Todo esto va conectado a la caja de cambios original de este 356, de cuatro relaciones. Para hacerla funcionar, se ha creado un adaptador personalizado que permite conectar unas placas de fricción en el embrague. En otras palabras, la caja de cambios puede ir regulando esta fricción para regular la potencia, en lugar de entregarla de golpe, como en el resto de coches eléctricos.
Una muestra más de que prácticamente cualquier coche se puede electrificar, como vimos recientemente en un Hyundai de 1986 reconvertido a eléctrico, o el interesante proyecto de Ford con su pick up de 1978 eléctrica.