Mujer e inteligencia emocional financiera

Felíz y agradecida a La Visión y a su fundadora, Victoria Chacón, por darme la oportunidad

de compartir con ustedes mis investigaciones y reflexiones sobre una temática que considero crucial: La Mujer y su Inteligencia Emocional Financiera ¿Por qué la considero crucial? Porque según el Informe Global de la Brecha de Género 2022 faltan 151 años para que haya equidad entre varones y mujeres en lo pertinente a nuestra participación y oportunidad económica. ¡Demasiado tiempo!

¿Por qué se generó esta brecha? Según mis estudios en parte porque las mujeres durante millones de años no nos involucramos en los temas de dinero. Nuestro espacio fue principalmente el del cuidado de los niños, el de las tareas del hogar y delegamos en el varón la obtención de recursos, la generación del dinero.

No me gusta pensar que fue “por culpa” de los varones que hicieron esto o lo otro o “por culpa” de las mujeres que no supimos hacer esto y aquello. Verlo de esa manera solamente genera mayores brechas y justamente eso es lo que queremos eliminar ya que la vida se disfruta en equipo, juntos, no separados. Pienso que fueron acuerdos tanto explícitos como implícitos que se fueron dando y que en su momento resonaban. Hoy ya no son beneficiosos para nuestra sociedad y es por eso que es importante el cambio.

Hoy las mayoría de las personas, en particular las mujeres, sufren de lo que denomino: analfabetismo emocional financiero o sea la combinación entre la falta de educación financiera (no cuentan con conocimientos básicos para administrar efectivamente el dinero de sus negocios ni tampoco sus finanzas personales), y por otro lado, su vínculo emocional con el dinero el cual lo aleja inconscientemente por justamente no haberse apropiado del mismo durante millones de años, limitando así su crecimiento económico.

¿Coincidis? ¿Te parece que hay muchas mujeres que no se “apropian del espacio dinero”?

¿Cómo se traduce dicha brecha en el día a día de las mujeres y de las familias?

Según diferentes informes del Banco Mundial se traduce en:

● Mujeres que dedican tres veces más tiempo que los varones a trabajos de cuidado no remunerados, y pasan entre 1 y 5 horas más al día realizando tareas domésticas y de atención de los niños y otros miembros de la familia. ¡Los famosos pisos pegajosos!

● Mujeres con menos oportunidades laborales respecto de los varones (techos de cristal) y diferencias salariales, que empujan a las mujeres hacia empleos de menor productividad (53 % de participación en la fuerza laboral en el caso de las mujeres en comparación con el 80 % en el caso de los varones en todo el mundo)

● Mujeres que dependen económicamente de sus parejas y su impacto en la toma de decisiones diarias (tiene menor libertad de decisión) y en la violencia de género (una de cada tres mujeres la sufren en el transcurso de su vida). Hay estudios que revelan que el 61% de las víctimas de violencia de género se encuentra en situación de desempleo (dependen económicamente del agresor)

● Un gran porcentaje de mujeres sin cuentas bancarias propias y por lo tanto con menos posibilidades de acceder a servicios financieros, como crédito y capital accionario, de ahorrar, de invertir y de obtener seguros propios.

¿Cuál es la solución?

Muchas entidades alrededor del mundo están generando acciones concretas para reducir la brecha de género y La Agenda 2030 lo incluye como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Yo también me sumo a ésta misión y mi acción concreta fue diseñar un método para que las personas, en particular las mujeres, desarrollen su Inteligencia Emocional Financiera y así vivan un día a día con mayor tranquilidad financiera y bienestar.

¿Por qué abrazo esta misión?

Porque yo misma sufrí de analfabetismo emocional financiero. Vivía preocupada por temas de dinero y sentía que, como mujer, mi salud económico-financiera y por lo tanto mi estilo de vida, dependía de mis bajos ingresos y de los ingresos que generaba mi marido. ¡Me sentía atrapada, limitada! Hasta que en el 2013, cuando tenía 35 años, una beba recién nacida y otros dos hijos muy pequeños, sufrimos otra fuerte crisis económico-financiera familiar y ahí me dije: “¡Basta! ¡Tiene que haber una solución a esta situación de dependencia que no nos potencia como familia!” Me comprometí conmigo misma y decidí aprender, involucrarme y tomar un rol activo con “el dinero en la familia”. Así comencé a investigar sobre la psicología del dinero y profundicé mis conocimientos financieros, incorporando a mi vida herramientas emocionales y financieras que me ayudaron a vivir con mayor tranquilidad y bienestar. Fue tal mi transformación personal y el impacto que la misma generó en la dinámica familiar que decidí dar un giro en mi carrera profesional y diseñar el método I.E.F (método en Inteligencia Emocional Financiera) fusionando más de 27 años de formación y experiencia internacional (Argentina, Reino Unido, Chile y EE.UU) en el campo de la psicología, la neurociencia, la educación y las finanzas para reducir el analfabetismo emocional financiero que sufre un porcentaje muy significativo de la población mundial y tiene costos muy significativos para la sociedad (luego voy a profundizar en este tema).

Mi convicción es que la forma de reducir la brecha es accionando como EQUIPO, ¡no dividiendo y señalando! Cada persona dentro del “equipo familia” , “equipo empresa”, “equipo país” acciona para JUNTOS construir un mundo más equitativo, más humano, más pacífico, en el que todos vivamos un día a día con mayor bienestar. A lo largo de las diferentes columnas les voy a ir compartiendo reflexiones, herramientas, investigaciones, que son parte del método para que vayan desarrollando su Inteligencia Emocional Financiera y cada vez fluyan más los temas de dinero en sus vidas.

¿Te sumas? Te espero en la próxima columna.

“Si desarrollar tu Inteligencia Emocional Financiera te es COHERENTE, ¡VALE!”

Exit mobile version