Desde que se hizo pública la denuncia contra el parlamentario Freddy Díaz Monago por un caso de violación contra una trabajadora del Congreso, han salido a la luz otros procesos de violencia sexual o acoso de otros legisladores. Esto solo ha evidenciado que las mujeres o poblaciones vulnerables no pueden estar seguras o a salvo.
Era una noche en el que la víctima se encontraba en una oficina con el parlamentario bebiendo alcohol y en esas circunstancias se dieron los hechos. La mujer ha señalado que se encontraba mareada, desorientada y adolorida. Un amigo la auxilió y luego tuvo la asesoría del Ministerio de la Mujer para entablar la denuncia contra el congresista.
Y así como este caso, varias personas han sufrido lo mismo que no termina con el acto, sino que vienen críticas, procesos, audiencias e investigaciones para determinar lo que ha pasado.
Lo peor parece que viene después: dudan del testimonio, critican la posición de la mujer, qué hizo, qué no hizo, por qué estuvo ahí o a esa hora .
No se hizo esperar comentarios machistas, el escenario se lo ganó el congresista Wilmar Elera García, quien prácticamente culpó a la víctima del porqué estuvo ahí. Exactamente dijo que existió un “ambiente propicio” para la presunta violación. “Creo que la señorita es la única mujer que trabaja en el espacio de puros hombres, lo cual creó un ambiente mucho más propicio, sobre todo cuando empiezan a tomar licor”, dijo Elera García a señal abierta en TV Perú
Pero, claro, ante el rechazo que se generó, salió a disculparse señalando lo que todos dicen cuando se “equivocan” (cuando en realidad solo dicen lo que piensan): “Lamento que mis declaraciones expresadas en un medio de comunicación hayan sido malinterpretadas y pido disculpas públicas por ello. Siempre estaré en contra del abuso y violencia contra la mujer”.
Una vez más, la violencia es tema de debate, donde la víctima es señalada como la responsable, la que tiene la culpa, la que se le pregunta por qué estaba ahí, a esa hora, en ese lugar. Una vez más, la mujer es el foco y el victimario (o presunto victimario) se reserva a decir “que se investigue”, cuando ya el daño está hecho.