Rinas de matrimonio

La mayoría de las parejas consideran que sus peleas están causadas por los niños, el dinero o el sexo. Sin embargo, los consejeros opinan que hay otras razones subyacentes que las parejas ni siquiera toman en cuenta. Entre las principales: Estar siempre juntos. La pareja necesita tiempo a solas o, mejor dicho, tener su propio espacio. 

En muchas ocasiones, aunque no lo digan, se sienten acorralados en su propia casa y, por esta razón quieren tanto el uno como el otro, salir a despejarse por unos instantes fuera del hogar. Esto verdaderamente es bueno para la pareja.

La relación, exige que se invierta en ella una buena cantidad de energía, pero no es conveniente que ninguno de los dos se olvide de sí mismo y de sus propias necesidades. 

 A muchas parejas, les es difícil reconocer que cada uno ve y hace las cosas a su manera, no porque rechaza la perspectiva del otro, sino porque es consecuente de la manera como fue criado y de su propia experiencia de vida. La clave, está en aceptar que estas diferencias enriquecen a la pareja y le dan su propia identidad. También, es verdad que, para una relación feliz y duradera, se debe aceptar y respetar los espacios de cada uno sin llegar al abuso de querer estar siempre fuera de casa.

 Para evitar peleas, nunca debe existir una actitud defensiva, bloquear, criticar o despreciar al otro, porque despreciar a alguien significa considerarlo inferior a ti, y esto no iría por buen camino. 

¿Y por qué se pelea? Un motivo es, de tener muchas rencillas guardadas del pasado, que no se dijeron en su momento y que ahora salen en forma de discusiones. O bien, en su momento si se hablaron, pero aún no han logrado perdonarse y buscan cualquier excusa para discutir. 

Las “peleas” se convierten en un intercambio de golpes verbales con el objetivo de ganarle al otro, aunque para ello sea necesario traer historias, situaciones pasadas, y recuerdos que se vuelven en reproches.

Otro motivo, es que ambos tengan un carácter dominante y no paren de competir entre ellos, en plan de “yo sé más que tú”. No se trata tanto de una cuestión de inseguridad personal, (aunque en algunos casos es así), como de tener un ego enorme que salta en cualquier situación, para demostrar quién es el más fuerte.

Siempre digo, lo que determina una buena unión, no es el número de discusiones que se vive, sino el coraje para saber afrontarlas y arreglar la situación de buena manera.

Para evitar problemas, yo aconsejaría, tener la capacidad de sentir y comprender las emociones ajenas, como las propias, mediante un proceso de identificación con el otro. 

Reconoce tus errores, antes de señalar únicamente los de tu pareja. Sé leal en la discusión. 

Además, una cosa es discutir de vez en cuando y otra muy diferente es discutir por casi todo. 

En estos casos, para psicólogos y Sexólogos, esto tendría solución con una terapia a tiempo.  Sin embargo, para otros expertos en el tema, esto no tendría remedio; cuando las diferencias de la pareja son muy altas.

Las rupturas, ya sea de novios o matrimonio, van en aumento por no dialogar sinceramente.

Por último, en la pareja solo se gana una discusión, cuando los dos han cedido.

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