Un año en La Moneda

El Palacio de La Moneda, comúnmente conocido como La Moneda, es la sede de la presidencia de la República de Chile, ubicado en la ciudad capital Santiago. También alberga una serie de otras instituciones del Estado.

El presidente chileno, Gabriel Boric, de 37 años, cumplió su primer año en La Moneda el sábado 11 de marzo pasado. Ciertamente ha sido un año de eventos complejos para el dirigente de una nueva generación de izquierda, el Frente Amplio (FA), que llegó al poder a solo una década de haber irrumpido en la escena chilena en 2011  y son quienes lideraron las protestas de octubre 2019 y primer trimestre del 2020. FA permitió la consolidación de esa nueva izquierda y llevó de la mano a Boric a la presidencia de Chile. 

El Presidente Boric y sus compañeros de ruta representaron la promesa de la renovación política, luego de tres décadas de retorno a la democracia lideradas por los rostros de la transición. Si bien se crearon altas expectativas, estas chocaron, entre otras cosas, con errores producto de la falta de experiencia política una vez en el Gobierno. En este punto vale la pena recordar las palabras del Dr. Moisés Naim uno de los más prestigioso pensadores de este siglo, cuando recién iniciaba su mandato el Sr. Boric: “El presidente Boric va a aprender mucho de política y de cómo dirigir un país”.

Es importante señalar que la popularidad del presidente está, en estos momentos, en un 30%, de acuerdo con la encuestadora Cadem que lo mide semana a semana, y una desaprobación alrededor del 70%. El área donde generó más rechazo a su gestión, con un 53%, fue el manejo de la delincuencia y el orden público. Pesaron los indultos a los condenados por la revuelta social, siendo que un 72% se mostró en desacuerdo. 

Si hay algo que marcó la gestión de gobierno fue el resultado del plebiscito constitucional del 4 de septiembre pasado, cuando un 62% de los chilenos rechazó la propuesta de la nueva Constitución, que Boric y los suyos apoyaban. Este fue el hito que selló, tempranamente, a la actual Administración chilena, y que dio como resultado que los cargos más importantes del Gabinete estén, ahora, en manos de la izquierda moderada.

Pocos días antes de cumplir un año en La Moneda, el gobierno de Boric sufrió otra nueva y fuerte derrota cuando la Cámara de Diputados rechazó, en primera discusión, la reforma tributaria. Esa reforma era un pilar clave para financiar su programa.  Pretendía recaudar un 3,6% del PIB en cuatro años (unos 10.000 millones de dólares). En una intervención pública realizada después de la derrota en la cámara de diputados, el presidente enumeró una serie de medidas que quedarían inconclusas, entre otras, el aumento de la pensión garantizada universal, PGU, equivalente a unos 310 dólares.

La dificultad de llegar a acuerdos con un Congreso fragmentado, donde el oficialismo no tiene mayoría, ha ayudado a constituir un panorama complejo. Medios políticos e intelectuales de ese país apodan al gobierno liderado por el Sr. Boric:La esperanza que no despega”.

Ello me dice que si el Gobierno no logra estructurar un diálogo constructivo con la oposición y que este se refleje en hechos concretos, es muy probable que los fracasos sean cada vez más frecuentes, con lo cual el riesgo sería la inactividad que solo se podría justificar culpando a la oposición y que termine con un Gobierno sin logros qué mostrar. Así mismo, cada vez sería más difícil recorrer el estrecho camino producto de los desencuentros con uno de los poderes del Estado sin perder la identidad que es relevante en términos electorales.

Otro desencuentro vital y que casi se transforma como en el principal en su escenario gubernamental, es la pacificación de la Araucanía. Ello se debe a que la comunidad mapuche Temucuicui, en La Araucanía, una zona donde ni siquiera puede entrar la Policía, se vive un conflicto entre el Estado y el pueblo mapuche por las tierras ancestrales, y que se ha intensificado desde fines de los noventa. El Gobierno ha insistido que la respuesta frente a la violencia en esa zona, donde operan grupos radicales armados, es el diálogo. Sin embargo, solo 4 días después de haber iniciado su gobierno, la comitiva presidida por la Ministra del Interior y Seguridad Pública, Izkia Siches, fue atacada en La Araucanía, en el sur del país, con disparos al aire, cortes de ruta, barricadas y mensajes de amedrentamiento. Era su primera visita como ministra a la región afectada por el conflicto que se ha ido agravando con el tráfico de madera, el narcotráfico y otros delitos, además, con al menos 1.200 atentados en 2021 y ocho homicidios en lo que va del año 2023.

Es un hecho importante en la democracia chilena y la primera crisis en el Gobierno de Boric, con uno de los grandes problemas que enfrenta: la violencia en el sur. 

El Gobierno de Boric ha tenido que cambiar el rumbo muchas veces y contradecir sus definiciones originales. Un ejemplo de ello es lo que ha sucedido en materia de seguridad pública, donde se registra uno de los principales desafíos del gobierno. Este tema no estaba entre los ejes principales del programa con que el mandatario llegó al poder en marzo de 2022, pero actualmente se ha convertido en la principal prioridad. Ello se debe a que en un balance de fin de año 2022, la Policía reveló que los homicidios en Chile aumentaron un 43% en comparación con el 2021; además la tasa de afectados fue de 4,6 delitos por cada 100 mil habitantes, y que en la región de Tarapacá, al norte de Chile, el indicador subió a 10,3 delitos. NO ES FÁCIL.

Pero no todo ha sido negativo, en el plano económico, la inflación comienza a ceder. Las cuentas fiscales son las mejores en doce años, el gasto público cayó en más del 23% el pasado año 2022, por lo que se logró superávit por primera vez en una década.

El presidente ha realizado gestos importantes, en sintonía con los nuevos tiempos, en especial con los jóvenes y las mujeres, que siguen siendo su respaldo. Conformó hace un año un Gabinete con 14 mujeres y 10 hombres, lo cual ha corregido, orientándose hacia el equilibrio total, en el cambio de gabinete ministerial, realizado el viernes 10 de marzo. Concretó una medida en beneficio de 5,3 millones de chilenos: la gratuidad de la red pública de salud. 

Otro logro de trascendental importancia es una de las promesas de campaña de Boric; aumentar el salario mínimo a $500.000 pesos chilenos (US$625). En este primer año de gobierno consiguió un incremento significativo y que va en línea con su promesa. El gobierno logró el reajuste más grande en 29 años, alcanzando los $400.000 pesos (US$500).

El nuevo salario mínimo, que comenzó a regir en agosto de 2022, beneficia a cerca de 800.000 trabajadores, según datos del gobierno.

Si se le compara con otros países de la región, Chile es hoy uno de los países con el salario mínimo más alto después de Costa Rica y Uruguay, de acuerdo con Bloomberg.

En lo internacional, ha sido capaz de alzar la voz contra regímenes como el de Venezuela y Nicaragua, pese a las presiones internas de sus aliados del Partido Comunista, firmó el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico; lo mismo se hizo con la UE, lo que indica que Chile no abandonará su política de integración económica global. Se han buscado acercamientos hacia América Latina, pero sin plegarse a fórmulas proteccionistas y sin renunciar a una irrestricta defensa de los derechos humanos.

El proceso constitucional, en tanto, se ha encauzado de manera acordada por la totalidad de los partidos políticos, exceptuando a la extrema derecha. Sin embargo Boric tiene por delante tres años en el poder y, en lo inmediato, una elección relevante en el horizonte: El 7 de mayo, la ciudadanía deberá elegir a los 50 miembros del consejo que redactará una propuesta de nueva Constitución, en el segundo intento de Chile. 

Para lograr que se aprueben sus dos reformas emblemáticas, la tributaria y la de pensiones y sin mayoría en el Congreso, estará obligado a negociar y conseguir acuerdos con todo el espectro político, tal como se hizo con el proceso constituyente. Sin embargo el rechazo de los diputados al proyecto impositivo oficialista me dice que habrá que saber navegar en ese mar tan convulsionado por las aspiraciones de la ultraderecha chilena.

Desde esta columna le deseamos buena suerte presidente Boric, la va a necesitar.

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