Un ajedrez llamado afganistán

AFGANISTÁN NO ESTÁ TAN LEJOS DE AMERICA LATINA

El título del presente artículo tiene más que ver con el entramado de piezas que se entrelazan entre sí, desde el pasado, el presente y muy particularmente en el futuro de Afganistán. Entre esas piezas podemos encontrar a China, Rusia, Pakistán, e India, en fin, un tejido político internacional difícil de deshilar.

Con la salida de las fuerzas militares estadounidenses, y del presidente, Ashraf Ghani, las milicias del Talibán recuperaron el control del país, veinte años después.

Si bien la opinión pública mundial acusa a Estados Unidos de la retoma del poder por parte de los talibanes y muchos lo califican como un fracaso de la política exterior del gobierno de Joe Biden, no se puede ignorar ciertos hechos que al menos atenúan esa lluvia de opiniones adversas, entre otras, que durante esas dos décadas, Estados Unidos invirtió  miles de millones de dólares y miles de vidas de soldados norteamericanos que se perdieron en Afganistán, y eso con dos objetivos muy claros; expulsar a los talibanes, un esfuerzo que claramente no tuvo éxito y por el otro tratar de establecer un régimen democrático con instituciones sólidas en el país, algo medianamente logrado,  pero un vistazo a la ubicación geográfica estratégica del país y el apoyo externo recibido por los talibanes nos dice que el desenlace de los últimos días era inevitable.

Pero esos fracasos no son culpa del actual presidente de Estados Unidos, ese éxito del talibán no se hubiese dado sin la complicidad de las fuerzas armadas legítimas del país. En este punto me permito traer unos párrafos de la intervención del Presidente Biden: no habría ocurrido ninguna diferencia si Estados Unidos, se retiraba hace cinco años o en un futuro, el resultado habría sido el mismo.” “los militares afganos no estuvieron dispuestos a luchar por su propia nación”.Las tropas estadounidenses no pueden ni deben luchar en una guerra y morir en una guerra que las fuerzas afganas no estén dispuestas a luchar por sí mismas”. Creo que eso lo dice todo.

Me atrevería a asegurar que se avecinan momentos más cruentos en el corto plazo que podrían derivar en una guerra civil. De hecho, la autoproclamación del ex primer vicepresidente Amrullah Saleh como Presidente interino legítimo, nos deja ver la inevitabilidad de la guerra.

Los políticos afganos se persuadieron a sí mismos de que Estados Unidos nunca se iría, ignorando las repetidas señales de la administración Obama, la administración Trump y la administración Biden de que Washington quería salir de Afganistán. Es una lección para aprender por los latinoamericanos, en especial por los venezolanos.

Afganistán está estratégicamente situado entre el centro sur de Asia, una región rica en petróleo y gas natural, pero sobre todo es uno de los mayores productores de amapola del mundo, cultivo que mantuvo, en el exilio, al talibán en los últimos 20 años.

A mi modo de ver, es lamentable que la historia se repita en Afganistán y de esta manera, pero el equilibrio de poder cambiar desde el acuerdo de Doha 2020, que comprometió a Estados Unidos a retirar sus tropas del país y dejó fortalecido a los talibanes. Es verdad que la historia nos dice que los derechos humanos en general y los de la mujer y las niñas en particular se encuentran en peligro, ya lo vimos hace 20 años, pero también sabemos que la cultura musulmana en general no se caracteriza por dar un mejor trato a la mujer, quizás habrá un poco de mayor consideración en algunos países que en otros, pero en general la mujer no goza de los mismos derechos que el hombre.  Eso es algo que la comunidad internacional le deberá poner atención, y encontrar los mecanismos que permitan contrarrestar los efectos de ese tipo de APARTHEID de género.
El otro nivel de preocupación se encuentra en la lucha contra el terrorismo, y todo dependerá de que los talibanes no permitan que los ataques terroristas internacionales emanen del territorio afgano. En mi opinión, no solo Estados Unidos exigiría eso, sino como también Europa, China, y Rusia
Esta es una experiencia de la que los latinoamericanos deberíamos aprender, en tal sentido traigo a colación una parte del discurso a la nación del Presidente Biden: “EE UU no podía seguir en una guerra que los afganos no querían librar”
Los apoyos políticos internacionales no duran toda la vida, los gobernantes terminan siempre dando prioridad a sus objetivos estratégicos inmediatos.

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