Ninguna democracia está exenta de inestabilidad

La promesa de la democracia suele definirse en los procesos electorales, a través de los cuales la ciudadanía elige a los grupos que representarán sus intereses en el Gobierno. Sin embargo, en muchas ocasiones, las luchas internas por el poder entre las distintas facciones dentro del Estado se alejan mucho de la vida de las personas, creando incertidumbre en la población, pero sobre todo generando tal nivel de inestabilidad que en el mediano o largo plazo pudieran provocar crisis de gobernabilidad.
Lo anterior lleva a preguntarnos ¿Es que los compromisos previos adquiridos con la sociedad están siendo eficaces?, ¿Es que están resultando en un modelo más colaborativo entre las diferentes instituciones del Estado y en una mayor rendición de cuentas?, pero sobre todo, ¿Está ayudando a proteger la democracia entre procesos electorales?. Son preguntas que como observador pasivo en Estados Unidos, me hago cuando observo eventos políticos que están sucediendo a mi alrededor.
Estados Unidos es una república considerada un ejemplo de democracia representativa, que se volvió una potencia dominante, pero que se encuentra enfrentando, de pronto, retos internos como el deterioro de la convivencia política, la desigualdad económica o el surgimiento de un líder populista que poco a poco se pudiera volver inmanejable.
Dentro de este marco me estoy refiriendo a la elección de Kevin McCarthy como presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos producida en la madrugada del sábado 7 de enero del 2023, tras 15 rondas, algo que los historiadores consideran inusitado, incluso, desde antes de la Guerra Civil. Si bien es cierto que la elección del sr. McCarthy da comienzo a una legislatura de dos años, también lo es que esta se augura como tormentosa y disfuncional por el poder demostrado por los extremistas de derecha.
Lo anterior permite avizorar que la nueva mayoría republicana, elegida tras las elecciones del pasado noviembre, podría tener serias dificultades para generar soluciones legislativas (leyes) que no solo produzcan prosperidad y bienestar social, sino como también el fortalecimiento de la credibilidad y del liderazgo histórico de Estados Unidos en el mundo.
¿CUAL ES EL ORIGEN DEL IMPASS?
El origen de esta situación se encuentra en las elecciones de medio mandato del pasado 8 de noviembre en las que se renovó el Congreso. Aun cuando los republicanos arrebataron a los demócratas la mayoría de la Cámara Baja y podrán complicarle las cosas al presidente Joe Biden en sus últimos dos años de mandato, la victoria conservadora fue ajustada. Además, los demócratas no solo consiguieron retener la mayoría en el Senado, sino que ampliaron su control con un nuevo escaño.
Los republicanos más moderados culpan de este insuficiente desempeño electoral al papel protagónico que conserva en el partido, el expresidente Donald Trump, que colocó a varios candidatos extremistas que acabaron perdiendo. Mientras, el ala dura responsabiliza a la campaña diseñada por McCarthy, quien lidera el partido en la Cámara Baja desde 2014.
Es importante señalar que el presidente de la Cámara de Representantes, conocido en inglés como “speaker”, es una importante figura política en Estados Unidos, entre cuyas funciones está fijar gran parte del calendario legislativo, decidir qué proyectos se votan y cuándo, es también la tercera autoridad en la línea de sucesión del país, después del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y de la vicepresidenta, Kamala Harris, quien también preside el Senado, y es el segundo en la línea de sucesión.
¿QUE PASO?
Durante las varias rondas de votaciones, McCarthy no logró obtener 218 votos necesarios para su elección, a pesar de que su partido actualmente tiene 222 escaños. Un grupo de republicanos, para ser exactos 20 miembros de la extrema derecha, de los cuales 18 apoyaron a Trump y la insurrección del 6 de enero de 2021 que quieren controlar la agenda, y lograron. Entre el grupo de republicanos de extrema derecha se encuentran miembros del Freedom Caucus de la Cámara de Representantes, que sostienen que McCarthy no es lo bastante conservador como para liderarles en su labor de obstaculizar la agenda del presidente demócrata Joe Biden.
Los republicanos rebeldes cambiaron sus votos entre presiones y concesiones. Entre otros compromisos se señalan, un puesto en el comité de normas, que establece las condiciones del debate legislativo en la cámara.
También habría aceptado rebajar el límite, a un solo miembro de la cámara, para llamar a votación para destituir al presidente de ese cuerpo, lo que hace pensar que la coalición republicana podría volver a fracturarse fácilmente incluso después de la victoria de McCarthy.
El gran problema que esta por afrontar el nuevo presidente de la Cámara en los próximos días y semanas es que su mayoría depende de un grupo de entre 6 y 20 congresistas que, lisa y llanamente, tienen una agenda distinta a la aprobación de medidas legislativas y si a ello le unimos que el nuevo speaker necesitará cooperar con un Senado demócrata cuyas prioridades legislativas son opuestas a las suyas, las consecuencias son impredecibles y van desde la parálisis legislativa total o la creación de comisiones de investigación que generen mucho ruido mediático.
¿PORQUE ES IMPORTANTE LA PRESIDENCIA DE LA CÁMARA DE REPRESENTANTES?
Porque ejercida con eficacia, este cargo es uno de los más poderosos de Washington y dependiendo de la composición partidista del Congreso, puede hacer o deshacer la agenda de un presidente de Estados Unidos, obstaculizar a la oposición y encabezar las iniciativas legislativas más importantes de su partido.
Incluso reunir a los congresistas alrededor de la agenda de su partido y controlar a los legisladores rebeldes repartiendo incentivos o castigos.
Así mismo, la Cámara Representantes del congreso es una pieza importantísima de la maquinaria de gobernabilidad, controla la tesorería y el presupuesto de los EE.UU. desde beneficios de seguro social y Medicaid, hasta presupuesto de defensa.
¿HACIA DONDE VAMOS?
Difícil saberlo, pero quedo claro que la ultraderecha republicana hizo una demostración de fuerza y ganaron. Existen al menos dos escenarios peligrosos que se van a producir en los próximos meses: el primero es el denominado “cierre del Gobierno de Estados Unidos” que significa la suspensión de la prestación de los servicios públicos no esenciales por falta de aprobación de los presupuestos federales. Esto es algo que ha ocurrido de manera recurrente en los últimos 40 años, aunque su duración e impacto es limitado hasta ahora.
Pero el escenario verdaderamente peligroso es el segundo: en torno al verano de 2023 hay que aprobar la “elevación del techo de deuda de Estados Unidos” (el denominado debt ceiling), un límite legislativo sobre la cantidad de deuda nacional en la que puede incurrir el Tesoro de los Estados Unidos, que limita la cantidad de dinero que el Gobierno federal puede pagar por la deuda que ya tomó prestada (una norma que sólo existe en Estados Unidos y Dinamarca).
El punto importante es que la mayoría de los republicanos, no sólo los de ultraderecha, quieren usar esa votación como moneda de cambio para una serie de recortes masivos en el gasto público, entre otros Seguridad Social, Medicare, Medicaid y Defensa.
Tampoco es descartable pensar que tratarán de convertir la Cámara en un infierno para Biden con investigaciones y comparecencias sobre la retirada de tropas de Afganistán, el control de la migración en la frontera con México y lo que consideran un uso partidista del Departamento de Justicia, en referencia a los casos que salpican a Trump.
Finalmente el Sr. McCarthy, líder republicano, fue finalmente electo speaker, pero tras pagar un alto precio en forma de concesiones al ala más radical de su partido. Ha logrado el cargo, pero tras rendir pleitesía a Trump y plegarse a los ultras, de los que queda rehén y con el son rehenes también el Partido Republicano, el Congreso y la gobernabilidad de Estados Unidos.

Exit mobile version