La disfunción democrática de América Latina: Perú

América Latina nunca ha sido un dechado de funcionalidad, todo lo contrario, tras haber atravesado un ciclo de crecimiento económico y estabilidad política, la region se encuentra, desde el año 2014, envuelta en ciclos en forma de ondas, representadas por inestabilidad política, desequilibrios económicos y empeoramiento de las condiciones sociales de la población, que había mejorado durante un ciclo virtuoso que va del año 2003 al 2014.

Estos movimientos cíclicos se tradujeron en la caída de numerosos gobiernos, protestas sociales que han venido convulsionando la región. En estos acontecimientos se han entrelazado varios problemas que viene sufriendo la sociedad latinoamericana: la corrupción, la debilidad institucional, el rechazo a los partidos tradicionales, la pobreza, la inseguridad y la desigualdad. Este último se ha convertido en uno de los principales ingredientes de la frustración del ciudadano latinoamericano.

En el 2014 la BBC publicó un amplio reportaje diciendo: “Perú logró reducir en más de 50% el índice de pobreza pasó de tener el 55% de la población en condición de pobreza a 22% de la población. La revista THE ECONOMIST, por su parte, publico otro artículo señalando, entre otras cosas a Perú como el ejemplo a seguir por el resto de America Latina.

Sin embargo hace un poco más de un mes, el 7 de diciembre, Dina Boluarte prestó juramento como la sexta presidenta del país, en igual número de años. Horas antes, su predecesor, el presidente Pedro Castillo, había intentado cerrar el Congreso peruano y gobernar por decreto, todo esto fue en un intento de evitar una inminente votación de juicio político en el Congreso y el enjuiciamiento por media docena de cargos criminales.
El violento ritmo de los acontecimientos no es inusual para Perú, donde otro presidente ha sido acusado y dos han renunciado bajo presión desde 2018. Pero el alcance y la escala de la violencia que ha seguido a la destitución de Castillo y la ascensión de Boluarte al poder, es nuevo, y marca una trágica escalada de la crisis política de Perú.
Según los sondeos de opinión, una parte importante de la sociedad peruana no solo estaban descontentos con Castillo por el mal manejo de los asuntos de Estado sino como tampoco por su idea de suspender y modificar la constitución, así como por el dinámico cambio de ministros del gabinete, que según esos mismo sondeos, se realizaron en promedio cada seis días. Pero no solo fue el rechazo a Castillo, lo que ocasiona la inestabilidad política, sino que una parte importante de la sociedad desaprueba al Congreso, que esta señalado como la sede de facciones egoístas bajo investigación por corrupción y no de representantes del pueblo.
Cualquier similitud con Venezuela, Nicaragua, Argentina, Brasil, Honduras, Guatemala, Chile, Bolivia, por nombrar solo unos pocos, es solo pura coincidencia, es una imagen que se ajusta, sola, en cada uno de los países de la region.
Miles de peruanos han salido a las calles en las zonas rurales del país, lugar de nacimiento de Castillo y su último bastión de apoyo. Piden que se cierre el Congreso y que se celebren elecciones generales de inmediato, las protestas se han intensificado rápidamente, con las consecuencias lamentables en vidas humanas y destrozos de bienes públicos como es habitual en este tipo de situaciones.
Si bien bajo presión popular, el Congreso aprobó acelerar las elecciones generales en abril de 2024, dos años antes de lo previsto, la gran mayoría de los peruanos siente que es demasiado el tiempo de espera. Por lo que es previsible que las tensiones persistan hasta que el Congreso realice otra votación, en los días a venir, sobre un nuevo cronograma electoral.
Tengo la sensación de que ni la presidente en ejercicio Dina Boluarte, ni el Congreso tienen la suficiente legitimidad para liderar una transición. Aun cuando no hay dudas acerca de la legalidad de ambos.
Los problemas de Perú van más allá del conflicto sobre el calendario electoral. Incluso si el presidente y todo el Congreso renunciaran mañana, la erosión democrática probablemente persistiría. Esto se podría deber a una falla en los controles y equilibrios entre las instituciones del Estado (ejecutivo y el legislativo). Hasta ahora ha sido demasiado fácil para el Congreso acusar al presidente y para el presidente cerrar el Congreso y eso hay que corregirlo más temprano que tarde, ello evitaría que el presidente y el Congreso abusen de sus poderes para controlarse mutuamente, de lo contrario Perú continuará en la espiral de crisis eterna.
Existe otro poder que ha ido cobrando mayor independencia; el Poder Judicial, que mientras los presidentes y el Congreso luchaban, este se fortalecía con el pasar del tiempo a diferencia del resto de América Latina, al punto que, según los analistas políticos peruanos, la fiscalía ha investigado prácticamente a todo el estamento político del país, sin brindar un tratamiento especial a ningún grupo o partido político. Convirtiéndose en una amenaza existencial para los funcionarios en funciones, que después de dejar el cargo, pierden la inmunidad de enjuiciamiento.

HACIA DONDE VAMOS?

Pues con honestidad diría que no se ve luz al final del túnel ya que la crisis de Perú, que lleva años gestándose, no será sencillo llevarla al punto de equilibrio. En el corto plazo, ello requeriría mayor legitimidad, con una base amplia de apoyo, tanto para la actual presidenta como para el congreso, ya que de otra manera presenciaríamos que están presidiendo un continuo declive democrático. A largo plazo, lograr que tanto el Congreso como el Ejecutivo cedan al menos algunos de los poderes que han utilizado rutinariamente para amenazarse mutuamente.
Me refiero, por ejemplo, a decisiones que como esta no abonan en nada en el fortalecimiento de la paz y la democracia en Perú. El 16 de enero del corriente año 2023, el Congreso de Perú aprobó un proyecto de ley para eliminar el poder del presidente para convocar votos de confianza a su gabinete, lo que debilitaría la presidencia frente al Congreso. La propuesta se aprobó con 75 votos a favor, 46 en contra y ninguna abstención. Al no haber alcanzado la mayoría calificada de dos tercios, es decir 87 votos, en una primera votación, deberá ser sometida a referéndum. Me pregunto: ¿CUAL SERA EL RESULTADO DE ESA CONSULTA? si lo saben díganmelo.

Los libros dicen que un sistema en el que el Congreso controla la presidencia no es mejor que el statu quo de combate entre el ejecutivo y el legislativo de Perú.

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