Estados Unidos después de la elecciones de mitad de período

La elección de mitad de mandato se lleva a cabo en los Estados Unidos cada cuatro años, a la mitad del mandato de un presidente y dos años antes de las próximas elecciones presidenciales. En esta oportunidad, el 8 de noviembre próximo pasado, estuvo en juego un tercio del Senado, cuyos resultados le dan el control al Partido demócrata, la Cámara de Representantes, quedo en manos de Republicanos y estuvieron en decisión algunas gobernaciones y muchos cargos estatales y locales.

Pero fue mucho más que eso, fue también el problema de la inflación, el aborto, la inmigración, el crimen y las armas.

Como observador pasivo de la política estadounidense tuve la sensación de que los votantes estadounidenses fueron a las mesas de votación fracturados política y culturalmente y con mucha ansiedad por saber hacia dónde se dirige su país en los temas antes señalados y quizás en otro que se refiere al futuro de la democracia.

Como había de esperar de Estados Unidos, el país con un régimen democrático más antiguo, 219 años de edad, todo se desarrollo dentro del marco de legalidad y libertad que caracteriza a este país, no obstante la expectativa creada sobre la marea roja, de los adeptos del expresidente Trump que avasallarían los centros de votación dándole todo el todo el control del país a una sola fuerza política.

Los votantes reeligieron gobernadores republicanos en Florida, Georgia y Texas y también devolvieron a los demócratas al poder en Maryland, Massachusetts, Michigan, Minnesota, New York, Pennsylvania y Wisconsin. Y a pesar de las cantidades estratosféricas que se gastaron en las campañas y los avisos de televisión en las campañas de mitad de mandato de 2022, hasta 16.700 millones de dólares, según los cálculos, el día después, el 9 de noviembre el país seguio igual que el 8 de noviembre: dividido en dos.

Las elecciones intermedias siempre son importantes porque un cambio en el control de la Cámara de Representantes o el Senado puede frustrar los planes de un presidente en funciones. Pero también, el control del Congreso también podría afectar las investigaciones sobre Trump, incluyendo su papel en la insurrección del 6 de enero de 2021.

Se esperaba que fuera un voto de censura decisivo hacia Biden, el cual, en su mayor parte no se materializó. Se esperaba ampliamente que los republicanos se desempeñaran mejor de lo que lo hicieron. El partido en el poder casi siempre pierde escaños en las elecciones intermedias, ya que los votantes buscan expresar su descontento y buscan un cambio, en muchos de los temas que más preocupan a los votantes, como la inflación, el crimen y la inmigración ilegal. Pero las preocupaciones de los votantes sobre esos otros temas hicieron que el panorama previsto por analistas políticos fuera otro.

No obstante lo anterior, esta elección dejo ganadores y perdedores; por un lado el Partido Demócrata y el Presidente Biden han logrado retener el control del Senado de EE.UU. Es un logro que hará que los nominados de Joe Biden pasen dos años más llenando los tribunales federales. El gran perdedor fue Donald Trump quien termino avalando los candidatos de su partido y quienes no recibieron el apoyo que esperaban.

Tengo la impresión de que esa elección de mitad de periodo era mas una lucha entre los demócratas y Trump, es decir el objetivo era vencer al expresidente y todo lo que él representa (el trumpismo). Lo primero se logró, pero habrá que convivir con lo segundo.

Las elecciones intermedias tienen algún impacto en la política exterior de Estados Unidos el resultado obtenido no proporciona un mandato para un cambio significativo. El hecho de que las elecciones se llevaron a cabo en gran medida según lo planeado debería tranquilizar a los amigos de Estados Unidos y frustrar a aquellos que esperaban que se repitieran las protestas y la violencia que siguieron a las elecciones presidenciales de 2020. 

En consecuencia, el apoyo económico y militar a Ucrania continuará, aunque es posible que el Congreso intente limitar su escala o vincularlo a futuras negociaciones. Se mantendrán las sanciones contra Rusia. Así como también lo hará la postura de línea dura hacia China, que refleja un fuerte consenso político. De hecho, una de las pocas victorias legislativas bipartidistas de Biden fue la Ley CHIPS, que proporciona cientos de miles de millones de dólares para impulsar la competitividad de EE. UU. en áreas como la fabricación de semiconductores. 

El comercio es otra área donde la política permanecerá prácticamente sin cambios, ya que hay poco apoyo de cualquiera de las partes para nuevas iniciativas. Es poco probable que EE. UU. se una a acuerdos macros, por el momento, u otros pactos comerciales.

De manera más general, prevalecerá la continuidad, en parte porque el sistema político de los EE. UU. le da al presidente una amplia libertad para llevar a cabo la política exterior.

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