Colombia entre el cambio de rumbo y la lucha contra la corrupción

Colombia votó, el domingo 29 de mayo, contra la continuidad y sus representantes. La primera vuelta de las presidenciales, con una participación del 54% de los votantes, dio la victoria a Gustavo Petro (40,8% del voto). Su triunfo sorprendió menos que la irrupción del candidato Ing. Rodolfo Hernández, quien, con un 28% pasó a la segunda vuelta que se celebrará el próximo 19 de junio.
Un mes antes de la primera vuelta, los colombianos no se imaginaban el resultado: Gustavo Petro, el candidato que representa a la izquierda y hasta ahora favorito en todas las encuestas, enfrentará en la segunda vuelta a Rodolfo Hernández, el independiente que personifica al populismo de derecha y quien hasta hace varios meses antes, no llegaba al 5% de intención de voto.

La primera conclusión que saco de esa primera vuelta es que el deseo de los colombianos de patear el tablero y rechazar el statu quo, es muy alto. Se eligieron las dos propuestas de cambio más extremo y de ruptura más grande con lo que había. La segunda conclusión es que Petro pasó de ser casi presidente para quedarle difícil ganar la presidencia.

la victoria de esos dos candidatos, que se presentan como ajenos al sistema, evidencia un fracaso no solo de la elite que por décadas ha gobernado al país, sino como también de la propia sociedad. No hay que negar ha habido un avance. El estadístico y Periodista Cristian Heiman, acérrimo opositor al gobierno de Duque, en su último artículo en el periódico “SUCESOS METROPOLITANOS”, expone lo que podría denominarse la plataforma que encontrara el nuevo gobierno colombiano. Entre otros elementos se pueden mencionar:

“-Duque le deja a Colombia una disminución importante de la pobreza, según el Departamento Nacional Administrativo Nacional de Estadística (Dane), 1,4 millónes personas salieron de la pobreza en 2021. El indicador pasó de un 42,5% de la población en 2020 a 39,3%, una reducción de 3,2 puntos porcentuales.

-2. El nuevo gobierno encontrara al país con una menor tasa de secuestros y deja la menor tasa de homicidios promedio durante todo su mandato comparativamente con sus 7 antecesores. Pero lo anterior es más a una consecuencia de los acuerdos con las FARC que la acción del gobierno de Duque.

-3. El presidente Duque deja la mayor red de protección social en la historia de Colombia con 11 millones de hogares que reciben transferencias económicas, según el Ministerio de Salud y Protección social.

-4. El nuevo gobierno recibirá un país con la mayor vacunación en la historia de Colombia, debido al COVID19.

-5. La cifra de crecimiento económico ha sido importante a pesar de la pandemia. En 2021, el PIB creció 10,6% respecto a 2020 y 2,8% con el 2019, impulsado principalmente por el consumo final. Las proyecciones de crecimiento de la economía colombiana durante 2022 serán superiores a 5,8%, de acuerdo con los análisis del Fondo Monetario Internacional (FMI).”
Interesante base para iniciar un nuevo periodo de gobierno.
De lo anterior deduzco que con ese voto castigo, se critica la velocidad y cantidad que los beneficios, de la lucha contra la desigualdad que están llegando a la sociedad, así mismo, porque perciben que en algún momento dado se llegara a un techo difícil de romper. Ello me hace recordar el caso de Chile y de los grandes sucesos de 2019, que produjeron un rompimiento con los políticos que venían gobernando por décadas a ese país, y llevaron a la presidencia a un radical de izquierda que no ha podido dar respuestas a quienes lo eligieron presidente. Vale señalar que Chile es el país que más ha rescatado a gente de la pobreza en la region, esas personas que fueron rescatadas de la pobreza y que hoy forman parte de la clase media querían mayores oportunidades y no se les dio.

También es un fracaso de la sociedad colombiana porque no ha sabido leer el escenario político nacional y regional. No obstante tengo que reconocer que a las mayorías lo que menos les preocupa es quien gobierne su país y mucho menos la filiación ideológica del que gobernara, su interés está centrado en cubrir sus necesidades, los tres golpes diarios como se dice en Venezuela: desayuno, almuerzo y cena. El resto no es importante.

Quizás mi posición esta muy influenciada por lo que desde hace 23 años ha venido sucediendo en mi país de origen: Venezuela. El venezolano apoyo con su voto al gritón, al dueño de los discursos incendiarios que decía que les aseguraría los 3 golpes diarios y hoy 05 de junio de 2022, recibimos 23 dólares al mes, mientras que el precio de la canasta básica de alimentos supera los 700 dólares.

El cambio de rumbo del Sr. Petro podría significar cosas buenas y cosas menos buenas, desde, llevar al país por la senda de procesos de desarrollo inclusivo y consolidación de la participación de Colombia en las corrientes comerciales mundiales, hasta, transitar por el mismo camino espinoso por el que todavía caminan los venezolanos. En opinión de quien realiza este análisis, se gobierna para toda la sociedad, que es la receptora de los beneficios de las políticas públicas aplicadas y no para un grupito que gira alrededor del gobierno de turno.

La lucha contra la corrupción del Ing. Hernández es muy buena, pero la corrupción es una PANDEMIA en la region y frena el desarrollo de los pueblos, además de entorpecer los progresos en el combate contra la desigualdad. Pero hay que tener claro que ese mal no se combate solo con armas o cárcel, se combate con educación, libertades económicas, políticas de estado que logren equilibrar a la sociedad, así como también el ejemplo de pulcritud de la clase gobernante. El discurso autoritario crea el caldo de cultivo apropiado para mayor corrupción en el país y abre las puertas a un nacionalismo mediocre.

La lucha contra la corrupción es también dar seguridades, de todo tipo a la inversión nacional y a la internacional, es generar confianza en la sociedad, en cuanto al rumbo a seguir. No tengo temor en decirlo, en América Latina no hay gobernante que tenga eso en mente. Una cosa es una campaña electoral en donde se habla para conseguir el apoyo de los votantes y otra cosa es asumir el poder y terminar haciendo lo que el gobernante quiere hacer y sin control alguno.
Quedan dos semanas para la segunda vuelta. Es poco tiempo, pero la política colombiana vive en aceleración constante. Ese domingo 29 de mayo ganaron el malestar y el deseo de un cambio real. Los dos son factores legítimos que alimentan a menudo el populismo y la radicalización. Ninguna de las dos condiciones que llevaron a obtener esos resultados favorece la prosperidad de un país como Colombia.

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