Alinear perfiles laborales

Dentro de las finalidades de la educación está la preparación para el trabajo, lo cual demanda la pertinencia de programas, es decir, la alineación de contenidos con las necesidades de los empleadores como representantes de la visión del país, de la región y de la localidad.

Normalmente, para diseñar los programas, se cuestiona a los empleadores para identificar necesidades técnicas y profesionales. Tomando como referencia al Foro Mundial en su estudio del 2022, entre las habilidades que demandan a los egresados del nivel universitario están el pensamiento analítico e innovación, aprendizaje activo, creatividad, originalidad, iniciativa, capacidad para el diseño y programación de tecnología, resolución de problemas complejos, liderazgo e influencia social, inteligencia emocional y el análisis y evaluación de sistemas, entre otras características.

Luego la lista se modifica o se amplía según categorías emergentes como el COVID o los objetivos de desarrollo sustentable. O bien, surgen criterios de académicos o investigadores como el de Martha Nussbaum, filósofa estadounidense, que refiere a la educación humanista y a la necesidad de aprender, desde temprana edad, a argumentar y defender una idea. También hay opiniones sobre necesidades propias de la región o del país que demandan de mano de obra calificada y, por ende, preparación.

Todo lo anterior está muy bien cuando de alguna manera hay pertinencia y los índices de empleo profesional son buenos.  Sin embargo, las empresas, organizaciones y personas viven vinculadas al entorno social por lo que es necesario considerar en los perfiles laborales, los atributos que la sociedad necesita de sus ciudadanos; de igual forma, considerar el perfil y pensamiento de los jóvenes que se integrarán al mercado laboral. Buscar la alineación sociedad-empresas-jóvenes.

¿Qué nos demanda la sociedad actualmente? Ciudadanos activos, íntegros, con visión colectiva, comprometidos con la generación de valor para el bienestar, resilientes, transparentes, aprendices activos y con capacidad de evolucionar. Al menos, se pediría eso, y no estar “casados” con acciones o visiones por más efectivas que parezcan, no confirmar creencias. Desde luego, teniendo al centro a la persona en sus derechos y libertad de decidir como quiera vivir. Si no, ¿de que le sirve a un patrón tener a un colaborador altamente calificado en tecnología si no respeta la diversidad de pensamiento o el valor de la inteligencia colectiva para construir o no es solidario?

Los problemas del cambio climático, de la discriminación, de justicia, de seguridad y de desigualdad, entre otros que también afectan a las empresas, no se resuelven solamente con competencias técnicas. Demandan actualidad social, respeto, auto control y sensibilidad ante el entorno. Así mismo, aprender a desaprender, a cuestionarse, a replantear lo conocido. Visión integral de la problemática a resolver.

Por otra parte, ¿cómo no tomar en cuenta lo que piensan y piden los jóvenes? Ellos se integrarán a la organización, o se vincularán con ella, y es necesario ofrecer condiciones compatibles a lo que buscan.

Una buena referencia es Global Shapers, red de jóvenes menores de 30 años que trabajan juntos para abordar los desafíos locales, regionales y globales; tiene más de 14 mil miembros en 456 centros de ciudades en 150 países; nacida del Foro Económico Mundial, dicen “creemos en un mundo donde los jóvenes son fundamentales para la construcción de soluciones, la formulación de políticas y el cambio duradero”.

Los jóvenes quieren ser escuchados y participar. Según esta red, les preocupa defender la equidad y la inclusión, proteger el planeta y dar forma al futuro de la educación y el empleo.

Durante la próxima década Global Shapers continuará impulsando el diálogo, la acción y el cambio en seis áreas de impacto: Protección del planeta; visión futura a través de educación y empleos de calidad para garantizar que nadie se quede atrás en la cuarta revolución industrial; fortalecer el compromiso cívico; promover comunidades inclusivas; mejorar la salud y el bienestar; respuesta a desastres locales con medidas humanitarias hacia el hambre, pobreza extrema y vulnerabilidad. Estas áreas son muy buenos criterios para valorar el perfil de las empresas.

Por ejemplo, los jóvenes no quieren comprar ropa hecha por personas explotadas, que trabajan en condiciones inseguras, que se les paga injustamente o que devastan la naturaleza. ¿Usted cree que van a querer trabajar con empleadores o socios no comprometidos con la responsabilidad social o con el planeta?

Así pues, en la empleabilidad es necesario escuchar todas las partes y asegurar que las fuentes de empleo e instituciones educativas escuchen a los grupos con los que se relacionan para mayor pertinencia de programas.

La empleabilidad no es solamente hacer una lista de habilidades de la fuerza de trabajo según las necesidades de producción de la empresa.

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