Evaluación de la reunión Biden-López Obrador del 12 de julio en la Casa Blanca

No cabe duda, que la retórica de la buena cortesía prevaleció en el discurso de ambos presidentes. No han faltado críticas y descalificaciones a ambos presidentes. Analicemos contenidos antes de lanzar críticas.

El presidente López Obrador expresó que “Sin un programa atrevido de desarrollo y bienestar no será posible resolver los problemas ni conseguir el apoyo del pueblo. Frente a la crisis, la salida no está en el conservadurismo, sino en la transformación. Hay que actuar con arrojo, transformar, no mantener el status quo”, dijo AMLO al Presidente Biden. 

En realidad el lenguaje de transformación y cambio de López Obrador es más retórico que real ya que su visión de cambio es más tradicional que de innovación, tanto en los proyectos de infraestructura como en megaproyectos.

No son nuevos paradigmas, son viejos paradigmas de modernización, con poca empatía por el medio ambiente y los pueblos indígenas que habitan el sureste mexicano.

Lo mismo en el terreno de energía, se sigue apostando a energías fósiles con la idea y convencimiento de que la transición energética tardará más tiempo, y es momento de  buscar autosuficiencia energética fortaleciendo refinerías y petroquímica así como la nacionalización del litio. 

El impacto ambiental y social de megaproyectos no parece ser una prioridad del presidente mexicano. 

Tampoco importa la suerte de los grupos indígenas y su derecho a su hábitat y territorio a pesar de retóricas de su participación en ceremonias indígenas y aceptar bastones de mando. 

En lo referente al tema migratorio el presidente mexicano presentó dos programas a su homólogo estadounidense.

El presidente López Obrador dijo que “lo primero: que se ordene el flujo migratorio para que nuestros migrantes no sufran, no se violen los derechos humanos, que sea un flujo migratorio ordenado. Y lo segundo: a los que ya llevan años trabajando aquí se les reconozca su derecho”.

En la reunión el presidente López Obrador planteó a Biden un programa como el de los braceros de los años 40 pero incluyendo en el Programa a trabajadores de Centroamérica, así como la petición de que se regularice a los millones de mexicanos en situación migratoria irregular en EU. 

En el rubro migratorio ya el gobierno mexicano se comprometió en lo acordado en la Cumbre de Los Ángeles en una política de contención migratoria aunque se maneje el discurso de la búsqueda de una migración regular y ordenada. 

Vale la pena recordar que El Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular es un marco de cooperación no vinculante jurídicamente que reconoce que ningún Estado está en capacidad de abordar por sí solo el tema migratorio, dada su naturaleza transnacional y multidimensional. El gobierno estadounidense se retiró de este Pacto y no lo firmó.

Coincidimos en nuestra Asociación Americasinmuros con la organización estadounidense Global Exchange ubicada en San Francisco CA, que “la reciente Declaración de Los Ángeles, que surgió de la Cumbre de las Américas, se comprometió a una mayor colaboración entre los países de origen y los países receptores para gestionar la migración, reducir el flujo y aumentar las oportunidades de empleo”.

Reconoce Global Exchange “que lejos de expandir las capacidades institucionales del sistema de asilo de los EE. UU y los países de la región, esta colaboración priorizará establecer políticas de Tercer País Seguro en el continente y aumentar las inversiones de las corporaciones estadounidenses en los países de origen, que la mayoría de las veces ofrecen salarios bajos y nunca abordan las causas sociales y ambientales de la pobreza.”

Otro rubro abordado por López Obrador fue el relativo a la regularización migratoria de más de 5 millones de mexicanos que ya radican en EU. En nuestro criterio esta propuesta debería incluir a casi 700 mil jóvenes DACA y una cantidad similar de personas de Centroamérica con TPS (status de protección temporal). 

Finalmente está la propuesta del Presidente Mexicano de un nuevo tratado de braceros. Aspecto del cual ha sido muy insistente con la idea de que incluya visas de trabajo para centroamericanos. Esta idea es secundada por el presidente Biden.

El reportero y fotógrafo californiano David Bacon ha documentado con gran detalle los abusos y limitaciones de las visas agrícolas H2A y rechaza con mucha razón, la idea de replicar de nuevo un tratado similar al fallido acuerdo de braceros vigente de 1942 a 1964. 

David Bacon escribe que “en realidad, la aplicación de las protecciones penalmente débiles para los trabajadores H-2A es prácticamente inexistente.”

“En 2019, el Departamento de Trabajo castigó sólo a 25 de los 11.000 cultivadores y contratistas laborales que utilizan el programa.”

“El año pasado, los cultivadores fueron certificados para traer 317.619 trabajadores H-2A. Eso supone más del 13% de la mano de obra agrícola en Estados Unidos, y una cifra que se ha duplicado en solo cinco años, y triplicado en ocho.”

“En estados como Georgia y Washington, este programa cubrirá la mayoría de los puestos de trabajo agrícola en los próximos uno o dos años. No hay manera de que este programa pueda crecer a este ritmo sin obligar a abandonar sus puestos de trabajo a los trabajadores agrícolas que ya viven en Estados Unidos, más del 90% de los cuales son inmigrantes.”

“De hecho, una larga cadena de casos legales documenta el desplazamiento supuestamente ilegal.” 

Todos los detalles de los argumentos en contra de un nuevo acuerdo de braceros en: REVIVING THE BRACERO PROGRAM IS THE WRONG ANSWER FOR WORKERS

By David Bacon.The Nation, 6/23/22

Reviving the Bracero Program Is the Wrong Answer for Workers

En síntesis, no hay casi nada innovador en las propuestas del presidente mexicano y mucho menos en las propuestas del presidente estadounidense y de su vicepresidenta Kamala Harris. 

Todas las iniciativas de ambos mandatarios en la reunión del 12 de julio de 2012 son muy tradicionales, nada innovadoras, muy en el patrón del país poderoso y generoso en la visión estadounidense de sus vecinos.

Y México con sus reclamos tradicionales de respeto a su soberanía pero al mismo tiempo solicitando inversiones estadounidenses y cooperación para la región y EU insistiendo en su papel protector de sus corporaciones como ya lo había anunciado Kamala Harris en sus giras previas por México y Centroamérica. 

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