¡Por mis pistolas!

La recientemente aprobada ley de libre portación de armas en Georgia, se une a 25 estados de la Unión Americana. Esta ley para quienes defienden la segunda enmienda, significa un triunfo; y una derrota para quienes están en contra. Quienes se oponen generalmente tienen algún motivo personal, como haber perdido a un familiar, amigo o conocido.
A esto se aúna el incremento de balaceras en las calles en la que incluso muchos incluyendo niños, son alcanzados por “balas perdidas”.

Algunas de estas victimas pierden la vida y otros quedan heridos, pero el trauma emocional causado es difícil de superar. En el caso de muchos inmigrantes indocumentados, la situación es aún más difícil ya que temen reportar las agresiones sufridas.
Muchos de estos inmigrantes reciben pago por su trabajo en dinero en efectivo, lo que los convierte en una atracción para los delincuentes.

No se trata de un argumento político ni a favor ni en contra, ya que es de conocimiento público que fue parte de la estrategia electoral del actual gobernador Brian Kemp.
Lo cierto es que de poco o nada pueden servir las armas en un sistema con poca policía, rezago de litigios en cortes y sobrepoblación en las prisiones.
Debemos reflexionar en que esta ley podría ser erróneamente interpretada de que se puede hacer justicia por mano propia.

Otro aspecto es que muchas personas con el afán de protegerse tienden a adquirir armas y llevarlas consigo, tenerlas en sus viviendas o vehículos.
Pero esto en lugar de protegerlos puede convertirlos en foco de los delincuentes que precisamente desean obtener estas armas.

Las estadísticas indican que muchos delitos fatales se realizan con armas robadas.
Por otro lado, muchos accidentes ocurren con armas registradas y compradas de forma legal, y de estos muchos terminan en vidas perdidas.

Otro motivo de preocupación, es que ya se están fabricando armas caseras con los impresores digitales que moldean plástico duro y metal. La tecnología permite no solo fabricar sino mejorar este tipo de armas para las que no existe control y pueden caer en manos equivocadas. El gobernador Kemp no ha demostrado en ningún momento que la aprobación de la ley de libre porte de armas beneficie de alguna manera a la comunidad.
No hay estadísticas ni estudios realizados que indiquen que la población estará más segura debido a esta normativa.

Es más, personalmente opino -así como muchos- que esta ley nos sumerge en el temor de ser agredidos, de ser atacados en cualquier momento.
¿Pensarían los políticos que apoyaron la medida en las personas que no desean ni comprar ni portar armas? La forma en que reacciona alguna persona violenta puede terminar en tragedia si además es libre de portar un arma.
Eso queda comprobado por los numerosos casos de matanzas y ataques perpetrados a lo largo de la nación.

POR MIS PISTOLAS, no es solo el título de una popular película del reconocido histrión mexicano, Mario Moreno, Cantinflas. La frase la hizo famosa el revolucionario Doroteo Arango, más conocido como Pancho Villa, quien usaba la frase muy a frecuentemente.
Villa contestaba de esta manera para significar que hacia lo que deseaba respaldado por la fuerza que le otorgaba sus armas, sus pistolas. Mexicano como soy, al enterarme de la reciente ley aprobada, no pude evitar pensar en el gobernador Kemp y asociarlo a esta frase.

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