La vejez

La vejez es una etapa de vida que, según algunos estudios, comienza a los 60 años de edad. En mi concepto, no existe una edad determinada para señalar su inicio en los seres humanos. Porque hay casos de jóvenes que se sienten viejos y actúan como viejos; entonces no podríamos decir que estos jóvenes sufren de vejez.

Por otro lado, y aunque no, nos guste escuchar estas palabras…. Se dice que esta etapa es considerada la última de la vida. Lo digo así, porque se de algunos familiares y amigos, que no quieren hablar ni escuchar la palabra muerte. Considero que esto es una realidad, que tarde o temprano de esta transición o etapa nadie se escapa.

En esta fase, al contrario de lo que se cree, no disminuye el nivel de felicidad ni la capacidad de amar. Sin embargo, en mi concepto, si cambia el modo de pensar y de actuar.
En términos psicológicos, la vejez en sus diferentes etapas suele traer consigo periodos de intensa reflexión sobre el pasado. Recuerdas cada paso que has dado a través de tu vida, cosas buenas, otras no tan agradable, pero así es. Y, como dice un dicho muy popular, “lo hecho, echo esta, y no hay vuelta atrás.

Y hablando sobre la etapa del amor, es hermoso porque ya ha pasado esa etapa del amor loco, porque has llegado a un amor maduro, estable y un matrimonio que mantienes y que perdura.

Las parejas mayores o de la “tercera edad” no tienen por qué suponer que es el final de las expresiones de afecto y sexualidad. El ser humano es capaz de amar hasta su ultimo instante; y esta capacidad para dar y recibir amor es siempre un aliciente en la vida de la pareja.

Siempre se ha creído, que el amor es exclusivo cuando se esta joven, en realidad, este no tiene edad. Son muchos los mitos que se dicen del amor maduro. Se cree, que el tiempo se lleva algunas cosas que en la juventud te daban felicidad, como las energías, las ganas de tener un hombre a tu lado y el deseo de tener intimidad. Sin embargo, la edad es solamente un número, dependiendo de tu estado de ánimo, claro está.

En ocasiones, son los jóvenes que confunden el amor con pasión y deseos, porque son inmaduros y no saben lo que realmente quieren. En cambio, pasada la juventud, el amor suele volverse más real. Ya no hay pasión ciega con el sexo, pero en cambio, hay una comunión total en todo sentido, y se debe a que, con el paso de los anos, algunos factores como la debilidad física o los problemas de salud, es más complicado encontrar el momento y las fuerzas para hacer el amor, esto no quiere decir que no hay sexo, si lo hay, aunque la cantidad de los encuentros no sean tan grandes como cuando se es joven, la calidad lo supera, porque se disfruta más, sin tapujos ni tabúes.

La clave está en vivir el momento, y disfrutar. Mejor calidad que cantidad. De alguna manera, el amor otoñal, como yo lo llamaría, es más afectuoso, más amistoso, tierno, refinado, profundo y romántico. Lo que en la juventud es pura pasión y deseo, en la vejez, es un amor con mucha más sabiduría que se demuestra en forma de complicidad, con largas conversaciones, delicadas muestras de afecto y bonitos detalles románticos. El amor no tiene edad.

Por último, aunque pueda parecer insípido, el amor otoñal es realista, acepta las arrugas y barriguita del otro, la sordera, las pequeñas manías y algunas veces depresiones y enfermedades. Con todo esto, es muy importante sentirse querido, amado y sobre todo acompañado.

Los dejo con este bonito y hermoso pensamiento que dice así:
“EL AMOR ES ESE ELEMENTO MÁGICO EN NUESTRO SER QUE NOS TRANSPORTA A UNA DIMENSIÓN SEGURA, PACIFICA Y COMPLETA”

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