El hostigamiento escolar 

Con el regreso de los niños a la escuela, tenemos que cuidar el acoso escolar de nuestros hijos. Esta es una característica extrema de violencia. Es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor subyuga a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros.

El comienzo de toda esta situación comienza desde los juegos infantiles a la adolescencia, que trasciende el umbral de la diversión y se transforma el algo humillante y hasta peligroso.

Los agresores atemorizan al más débil y esto, con las redes sociales se convierten aún más, en serios problemas, y dejan huellas emocionales profundas. En primer lugar, se debe ensenar a los hijos a que deben enfrentar a estos sujetos de la mejor manera posible. ¿Pero cómo saber si los hijos son víctimas de los acosadores?…

Creo que lo primero que hay que hacer es observar el comportamiento de su hijo. Si notas que actúan diferente, expresan ansiedad, duermen mal, no comen bien, no quieren participar en actividades que antes disfrutaban, ni desean ir a la escuela, entonces conversa con ellos, para que sepas que es lo que está pasando.

En algún momento todos los que somos padres hemos pasado por esta situación, ya sea con uno, u otro de sus hijos. Yo, personalmente lo pase. En estos casos, hay que estar pendiente de lo que está pasando con ellos, y decirles que comuniquen sobre los problemas que tengan. Siempre habrá una forma de cómo solucionarlos. Tomando carta en el asunto con los mismo directores o maestros de la escuela y, sobre todo, tener confianza y comunicación con tus hijos.

En muchas ocasiones, este tipo de violencia escolar se caracteriza por infundir miedo a la víctima, demostrando así, abuso de poder por un agresor más fuerte. El sujeto maltratado queda expuesto física y emocionalmente ante el sujeto agresor, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas; es común que el acosado viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario. En algunos casos, la dureza de la situación puede acarrear pensamientos sobre el suicidio como ya lo hemos visto varias veces, y todo esto, no es más que las consecuencias propias del hostigamiento hacia estos niños sin límites de edad.

Estos sujetos “problemas,” vienen por lo general (aunque no siempre) de familias disfuncionales. Matrimonios rotos, madres solteras, en fin, son muchos los motivos que existen en la vida de estos niños. Entiendo que en esta sociedad en que vivimos, y en la mayoría de los casos, padre y madre tienen que trabajar para sostener a la familia, pero es cierto también, que por estar embebidos en el trabajo haciendo dinero, no se dan tiempo para cuidar, educar y llevar a sus hijos por el buen camino.

Estos niños que insultan, golpean a sus compañeros, faltan el respeto al personal de la escuela, rompen los artículos escolares en su salón, son actos violentos que ocurren y que muchas veces son los mismos padres que realizan estas acciones y los hijos aprenden desde temprana edad lo que vieron de sus padres y realizan estas mismas acciones siguiendo el ejemplo de ellos.

Muchos de estos actos, que se podrían calificar dentro de los problemas de disciplina, si ocurren en las primeras etapas de la escuela, se convierten en actos violentos en niños más grandes y hasta delictivos cuando faltando a las leyes, se producen con el objetivo directo de dañar a otros, sin medir los resultados de la acción. Aunque, no todo problema de disciplina es un acto violento y no todo acto violento es delictivo.

Para terminar, les diré, aunque la violencia entre estos niños ha sido justificada con todo tipo de teorías y razonamientos como: biológicos, psicológicos, sociales, económicos, y culturales, se insiste en que todos nacemos con capacidad para la compasión, la abnegación, la generosidad y la empatía. Así pues, si al niño se le ensena a ser generoso, a pensar en los demás, a comprender, a respetar y ser tolerante, así desarrollara más actitudes positivas y le resultara imposible maltratar a los demás.

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