La reina Isabel II y sus adoradas mascotas

La reina Isabel II con su Corgi llamado Susan en 1952 (Créditos: Getty Images)

Durante el reinado de la fallecida monarca, la raza de perro Corgi galés de Pembroke se convirtió en emblema de la realeza. El amor de la reina por esta raza de perros habría comenzado en su niñez. Pero es en su cumpleaños número 18 cuando le fue entregada su ya famosa perra Susan.

La hija canina de la reina falleció en 1959, cuando Isabel contaba con 32 años y ya era madre de dos hijos. En ese entonces, ella misma diseñó la lápida para Susan. La perrita fue enterrada en el cementerio de mascotas en Sandringham.

Durante las siguientes décadas, la reina Isabel sería dueña de más de 30 de los descendientes de Susan. De esta manera, la reina popularizó esta raza de perro, al cual derivaría luego en el dorgi inglés gracias al cruce del perro salchicha, Pipkin, de la princesa Margarita.

El encanto de la una infante Isabel por el corgi habría comenzado cuando visitó a unos amigos suyos en 1933 y vio los perros que tenían. De esta forma, el padre de la reina, en ese entonces Duque de York consiguió a Rozavel Golden Eagle, mejor conocido como Dookie, quien fue el primer corgi de Isabel.

De esta manera, los corgis de la reina se hicieron parte del emblema de la realeza, a tal punto que lugar a donde ella se movía, iban sus fieles canes. De hecho, los canes eran tratados como “asuntos privados” de la reina con total recelo.

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