Más de 2.000 agentes de policía resguardaron la marcha del orgullo LGTBI en Jerusalén, donde se congregaron alrededor de 35.000 asistentes.
Grupos ultraderechistas, religiosos y homófobos realizaron protestas más pequeñas pero ruidosas en respuesta al evento.
A pesar de ello, dentro del cordón policial predominó un ambiente festivo y reivindicativo, fusionándose con las protestas contra la reforma judicial impulsada por el gobierno de Benjamín Netanyahu.
La reforma judicial ha generado amplias protestas en Israel y ha reunido a diversos sectores de la sociedad preocupados por la creciente influencia conservadora, religiosa y ultranacionalista en el país.
Este año, la marcha en Jerusalén contó con casi cuatro veces más asistentes que el año anterior, y se unió a la lucha por la igualdad y los derechos LGTBI.
Paralelamente, grupos anti-LGTBI, como Lehava, realizaron una contramanifestación cercana, lo que llevó a un reforzamiento del dispositivo policial debido a las amenazas de violencia.