El papa Francisco expresó su cercanía a los católicos chinos y abogó por la libertad de anunciar la fe católica en su plenitud y belleza.
En la Jornada Mundial de Oración por la Iglesia Católica en China, el papa envió un mensaje de solidaridad a los fieles chinos y les deseó consuelo y aliento.
Hizo un llamado a todos a orar para que el mensaje de Cristo resucitado sea proclamado libremente, beneficiando a la Iglesia y a la sociedad china.
Esta declaración se produce tras la controversia provocada por la decisión unilateral de Pekín de nombrar un nuevo obispo en Shanghái, violando un acuerdo bilateral alcanzado en 2018.
Durante décadas, el nombramiento de obispos ha sido un tema de discordia entre el Vaticano y China, y el acuerdo buscaba superar la división entre la iglesia reconocida por el Estado y la iglesia clandestina leal al papa.