Al igual que AMLO, afirma que la transformación “no tiene marcha atrás” y destaca que en tres años han bajado a la mitad los delitos de alto impacto, como homicidios y robos.
“En el último periodo los gobernantes de la capital elevaron su frivolidad y corrupción, se olvidaron de dónde venían y traicionaron al pueblo”, aseveró Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno. Tan igual como lo afirmó el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado primero de diciembre, la mandataria capitalina advirtió que “la transformación no tiene marcha atrás”, por lo que está dedicada a trabajar en el marco de la democracia y el respeto.
Arropada por tres secretarias de Estado y su gabinete, Sheinbaum ofreció ayer su tercer ejercicio de rendición de cuentas, en el que destacó también que en tres años han disminuido a la mitad los delitos de alto impacto. “Los gobernantes de la ciudad olvidaron de dónde venían y traicionaron a su pueblo; se elevó la frivolidad y la corrupción como forma de poder supremo. El moche, el nepotismo, el negocio personal y la compra del voto como máxima; la autorización de desarrollos inmobiliarios a cambio de departamentos para la familia; las autorizaciones ilegales a cambio de dinero, el robo de miles de millones de recursos públicos que iban orientados a la reconstrucción”, acusó.
Manifestó que la autoridad moral no se compra en la esquina ni con todo el dinero del mundo, sino que se construye con mística, luchando todos los días por un México con justicia, democracia y libertad, con honestidad y honradez. “El triunfo en las urnas que obtuvimos el primero de julio de ese histórico 2018 no fue un simple cambio de administración. Somos parte de un movimiento nacional que se fue tejiendo por décadas de lucha y que, por decisión del pueblo de México, llegó a cambiar el rumbo y destino del país. Somos mexicanas y mexicanos orgullosos de nuestra historia y conscientes de que no hay marcha atrás, que la transformación avanza por el camino de la democracia y de las libertades”, abundó.
El acto tuvo lugar en el patio del Palacio de Minería, adonde la mandataria capitalina llegó acompañada por Enrique Graue, rector de la UNAM, y tuvo 455 invitados, entre ellos la presidenta del Senado, Olga Sánchez Cordero, así como las secretarias de Energía, Rocío Nahle; del Trabajo, Luisa María Alcalde, y de Educación, Delfina Gómez.