Miles de migrantes en un campamento en México se han estado arrojando al río Bravo para alcanzar territorio estadounidense y entregarse a la Patrulla Fronteriza, a pesar de las advertencias de que no lo hagan, en un esfuerzo por acelerar su ingreso a Estados Unidos.
Aunque los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) advirtieron a los migrantes que no se lanzaran al río, cientos nadaron y llegaron a Estados Unidos.
Los migrantes insisten en que la aplicación CBP One, utilizada por el gobierno de Joe Biden para registrar a los solicitantes de asilo, sigue teniendo fallas.
Además, los migrantes informaron de situaciones de inseguridad, como la quema de casas de campaña por supuestos civiles armados.
“Ya queremos cruzar, ya no aguantamos más (en México), nos acosan mucho”, se lamentó la migrante venezolana Mayerlin, quien por seguridad omitió su apellido.
La Patrulla Fronteriza informó que interceptó a 1.600 migrantes que ingresaron al país a través del río Grande en las últimas 24 horas.
Se estima que hay 3.500 migrantes varados en Matamoros buscando acceder a Estados Unidos de manera legal o por el río Bravo, incluyendo un número creciente de migrantes de Asia.