En las últimas semanas el descontento popular ha ido creciendo por los cada vez más frecuentes cortes eléctricos en la isla. Este problema ha estado afectando significativamente la vida de los cubanos, quienes el año pasado realizaron una de las mayores protestas antigubernamentales de Cuba.
El actual gobernante de la isla, Miguel Díaz-Canel, atribuyó la crisis energética al embargo impuesto por Estados Unidos. Según el argumento del mandatario esto habría dejado sin el presupuesto necesario al gobierno para modernizar sus instalaciones.
Los fallos corresponderían a las rupturas de las anticuadas plantas termo eléctricas. A esto se le debe sumar la falta de combustible y los mantenimientos programados. En este contexto, Díaz-Canel aseguró que no se trata de sabotajes o negligencias, sino del resultado de las sanciones impuestas por Estados Unidos.
El gobernante cubano realizó un recorrido por termoeléctricas de La Habana, Artemisa y Mayabeque. En su presentación denunció que la crisis ha sido aprovechada por “enemigos de la Revolución” para “crear desaliento, incertidumbre, para hacer convocatorias a hechos vandálicos, para promover el desorden”.
En ese sentido, señaló que las personas se prestan para realizar un “comportamiento vandálico, indecente“. Cuba depende del petróleo extranjero para producir energía, su principal proveedor, Venezuela, ha estado reduciendo notablemente sus envíos.