El 2 de marzo de 2020, el gobernador Brian Kemp confirmó los primeros dos casos de COVID-19 en un padre y un hijo del condado de Fulton que habían viajado a Italia. Desde ese momento, han transcurrido dos años donde casi 1 de cada 250 georgianos ha muerto a causa del virus.
En este tiempo, 29.832 personas han muerto de COVID-19, lo que equivale a un promedio de 1 de cada 257 personas en todo el estado, según datos del Departamento de Salud de Georgia.
En 20 condados rurales del estado, donde las tasas de vacunación siguen siendo relativamente bajas, más de 1 de cada 150 personas ha muerto a causa del virus. En el área metropolitana de Atlanta, la tasa de mortalidad es significativamente más baja, con alrededor de 1 en 420.
Aun así, hay señales alentadoras de que la pandemia está llegando a su fin en Georgia.
Los nuevos casos de COVID-19 han disminuido un 58 % en las últimas dos semanas y las muertes han disminuido un 18 %, aunque el promedio de muertes diarias en Georgia sigue siendo alto: alrededor de 70 por día.
La semana pasada, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) actualizaron sus pautas de uso de mascarillas y dijeron que las personas completamente vacunadas en comunidades donde la transmisión es baja ya no necesitan usar una en el interior.
Gran parte de las principales áreas metropolitanas de Georgia, incluido el área metropolitana de Atlanta, Savannah, Albany y Augusta, están clasificadas como bajo riesgo. Gran parte del sur y el norte de Georgia todavía se encuentra en la zona de alto riesgo y las áreas rurales del centro de Georgia se encuentran en la zona de riesgo moderado.
Aproximadamente un tercio de las personas que murieron a causa del virus en Georgia tenían 80 años o más.
Solo el 55 % de los georgianos están totalmente vacunados contra el COVID-19. De las casi 30.000 personas que han muerto a causa del virus en Georgia, 2.374 estaban completamente vacunadas y solo 230 habían recibido una vacuna de refuerzo.