ATLANTA, GA – Una mujer inmigrante, procedente de una pequeña ciudad al interior de El Salvador, nos cuenta su historia de superación, desde la triste situación de carencia económica y violencia vivida en el seno familiar, pasando por el largo y peligroso camino hacia un mejor porvenir y concluyendo en los 30 años de lucha por fortalecerse cada vez más hasta llegar a alcanzar su sueño americano. Esta es solo la punta del iceberg de la entrevista que sostuvimos con la empresaria, actriz y escritora , Verónica Villatoro quien nos presentó “Mujer Sin Limites”.
Alexia. En muchas partes de tu historia fueron esos golpes que muy bien te hubieran podido tumbar, dejarte ahí quieta y resignarte. Pero no lo hiciste.
Verónica. Pues de eso me agarré, y de eso me agarro cada vez que quiero tirar la toalla, que me quiero dar por vencida. Entonces digo no. Me acuerdo de dónde vengo, por donde he pasado Y esa es mi base para seguir adelante. No olvidarme de donde vengo, pero también acordarme en dónde estoy, porque hay que vivir el momento presente y también pensar en el futuro. Porque a veces nos olvidamos del futuro, o a veces no disfrutamos el presente por la rutina del trabajo….
Alexia Dices que no has olvidado de dónde vienes. Quiero saber. ¿De dónde vienes ?
Verónica. Vengo del Salvador, de un cantón que está a cuatro horas de la capital, en donde no había luz eléctrica y si tenías una vaca tenías que tener al menos un terreno para darle de comer y comer, con costo teníamos unas tres gallinas. Tener que irte a bañar al río Al Ojo de Agua, y este queda en un hueco mientras que tu casa queda montaña arriba. Vas creciendo así sin zapatos, cuando puedes tienes cuando no no. Cuando no hay comida no comes y cuando estás feliz, porque tienes tu pan de cada día. Vengo de El Salvador, un país muy humilde, que lastimosamente no hay como estudiar. Yo siempre quise estudiar algo en la vida imagínate en donde estoy ahorita. En los Estados Unidos.
Alexia ¿Y cómo era dentro de todo esto la situación del crimen, guerrillas de las pandillas?
Verónica. Pues allá los vecinos se cuidaban. Ahí tu mamá se iba a vender mangos al mercado.
Crecimos en la guerra de los 80. Me acuerdo de las bombas, los soldados, los helicópteros, aquella cosa frustrante, porque yo tenía entre 4 y 6 años. Déjame decirte que como era un cantón muy humilde nos cuidamos entre los vecinos. Si no tenías café, no tenías azúcar, el vecino te prestaba…
