A 30 años de la muerte de Freddie Mercury, conoce a quien fuera su amor incondicional

El líder de Queen conoció a Mary Austin en 1969 y vivió seis años con ella. Se separaron cuando él le dijo que era homosexual, pero el cantante, que le dedicó Love of my life, la consideró su esposa hasta en su testamento y le pidió que cumpliera con su último deseo: un secreto que ella, jura, se llevará a la tumba.

Quería envejecer con ella. Mucho antes de saber que la potencia electrizante de su voz se apagaría apenas a los 45 años, Freddie Mercury prometió en una entrevista que iba a amar a Mary Austin “hasta el último suspiro”. Era 1985, y el cantante no dudó: “Si muero antes que ella –dijo–, le voy a dejar todo lo que tengo. Nadie más va a ver un centavo, salvo mis gatos”.

Por entonces estaba convencido de que sólo Austin –y tal vez Jerry, el gato que compartieron en sus seis años de convivencia, entre 1970 y 1976– lo habían correspondido por completo en el amor. Así, lo explicaba sin vueltas: “Podés ser la persona más sola del mundo aunque seas amado por miles, y la frustración es aún más grande, porque es difícil para los demás entender tu soledad. Todos aman a la estrella pop, nadie ama al verdadero Freddie Mercury”.

Créditos: Getty Images

Ella lo conocía de verdad y lo quería. En el pico de popularidad de Queen, Mary era la única que se atrevía a decirle la verdad y hasta a mandonear a ese rockstar caprichoso y rodeado siempre de un entorno adulador en el que lo habían convertido la fama y los multitudinarios shows. Y para él era evidente: decía que sólo ella lo hacía realmente feliz. “Puedo tener todos los problemas del mundo –repetía–, pero si tengo a Mary, sé que puedo atravesarlos”.

Créditos: Getty Images

Ni los dos matrimonios de Mary –tuvo tres hijos, y Freddie fue el padrino del mayor– impidieron que siguiera llamándola siempre su “esposa legal”. Se habían separado quince años antes y jamás llegaron a casarse, pero, hasta su último suspiro, el 24 de noviembre de 1991, él dejó en claro que nadie iba a ocupar nunca el lugar de Austin: “Todos mis amantes me preguntan por qué no pueden reemplazar a Mary, pero es simplemente imposible. Es la única amiga que tengo, y no quiero a nadie más”. Esa confianza trascendió su muerte. Como había anticipado siempre, le dejó a la mujer de su vida toda su fortuna; también su mayor secreto póstumo: dónde sería enterrado.

Créditos: Getty Images
Exit mobile version