Juez ordena juicios separados para Bob Menéndez y su esposa. Senador continuará proceso en mayo. Se les acusa de ayudar secretamente al gobierno egipcio tras sobornos.
El senador estadounidense Bob Menéndez y su esposa serán juzgados por separado por acusaciones de que participaron en un esquema de soborno, dictaminó un juez federal después de que los abogados de Nadine Menéndez argumentaron que ella requiere tratamiento por una afección médica grave.
El juicio del demócrata de Nueva Jersey seguirá programado para el 6 de mayo en la corte federal de Manhattan, mientras que el juicio de Nadine Menéndez se retrasó tentativamente hasta el 8 de julio.
“Este juicio sigue adelante sin la señora Menéndez” para “dar cierta estabilidad y certeza a todas las partes”, dijo el juez Sidney Stein. “El gobierno va a tener que juzgar este caso dos veces”.
Los abogados de Nadine Menéndez argumentaron a favor de la medida en una carta a Stein esta semana, diciendo que recientemente se le diagnosticó una afección no especificada que requerirá cirugía en las próximas cuatro a seis semanas. En la corte, dijeron que necesita más tiempo para someterse a pruebas para comprender la naturaleza de la afección.
Un abogado del senador instó al juez a no retrasar el día de su cliente en la corte por el tema, diciendo que las acusaciones son un “espectro” que se cierne sobre el expresidente del poderoso Comité de Relaciones Exteriores del Senado que “efectivamente elimina su capacidad de postularse” para la reelección este año.
“El senador Menéndez quiere que su juicio sea el 6 de mayo”, dijo Adam Fee. “Estamos haciendo valer nuestros derechos a un juicio rápido”.
Los fiscales, por su parte, sostuvieron que todo el juicio debería retrasarse, argumentando en una carta al juez que separar el juicio de Nadine Menéndez del de su esposo resultaría en “graves ineficiencias e injusticias” que requerirían que se llamara a filas a docenas de testigos.
“Estamos listos para juzgar este caso. Queremos juzgar este caso”, indicó el fiscal federal adjunto Daniel Richenthal en la corte. “No queremos juzgar este caso dos veces”.
Stein también rechazó las mociones para desestimar el caso por completo y transferir el juicio, que se espera que dure de cuatro a seis semanas, a Nueva Jersey.
Los Menéndez y dos empresarios se declararon inocentes de los cargos de haber participado en un esquema de sobornos en el que, según los fiscales, se les dio dinero en efectivo y lingotes de oro a la pareja a cambio de que el senador realizara favores políticos. Bob Menéndez presidió el poderoso Comité de Relaciones Exteriores del Senado hasta que renunció al cargo en septiembre debido a las acusaciones.
Un tercer empresario, el dominicano José Uribe, se declaró culpable de cargos de soborno y aceptó testificar contra los demás en el juicio. Uribe puntualizó que conspiró con Nadine Menéndez y otros para proporcionarle un Mercedes-Benz a cambio de acceso al poder e influencia de su esposo.
Los fiscales alegan que, a cambio de sobornos, Menéndez ayudó a uno de los empresarios a obtener un lucrativo acuerdo de certificación de carne con Egipto. Menéndez ayudó a otro socio a conseguir un acuerdo con un fondo de inversión qatarí, según una acusación.
AUGE Y CAÍDA
La formación de Robert Menendez en corrupción política llegó inusualmente pronto. En 1982, se rebeló contra su mentor, el alcalde William V. Musto de Union City, Nueva Jersey, el popular líder de su dura ciudad natal.
Menendez subió al estrado como testigo y declaró que los funcionarios municipales habían cobrado comisiones ilegales en proyectos de construcción, lo que contribuyó a poner entre rejas a un hombre considerado como su figura paterna. Menendez, que en ese entonces tenía 28 años, usó un chaleco antibalas durante un mes.
El episodio, que Menendez ha utilizado para presentarse como un valiente reformista demócrata, contribuyó a impulsar su notable ascenso desde una humilde vivienda en Jersey hasta las cumbres del poder en Washington como senador principal del estado. Hijo de inmigrantes cubanos, Menendez rompió barreras para los latinos y ha usado su posición como presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado para influir en presidentes y primeros ministros.
Muchas de las sospechas que atrajeron su atención nunca llegaron a convertirse en acusaciones, pero otros hechos seguían suscitando preocupación. Aceptó viajes en aviones privados, vacaciones de lujo y otras prebendas de amigos adinerados mientras utilizaba libremente su cargo para promover sus intereses, lo que le valió una severa reprimenda del Comité de Ética del Senado bipartidista en 2018. Ayudó a impulsar las carreras de viejos amigos e intereses amorosos que le fueron leales. Y cuando se cruzaron en su camino, no dudó en usar su enorme red de contactos para vengarse.
Robert Torricelli, exsenador demócrata por Nueva Jersey que trabajó junto a Menendez en Washington y quien se jubiló en medio de su propio escándalo ético, dijo que durante años tuvo preocupaciones sobre su colega. Sin embargo, al igual que otros demócratas, miró hacia otro lado, dispuesto a pasar por alto las sospechas por lealtad personal, incredulidad o aprecio por las políticas liberales que Menendez defendió en el Congreso, desde la reforma migratoria hasta el derecho al aborto.
En los últimos años, eso ha permitido que el senador consolidara su legado, incluso en medio de un aluvión de filtraciones perjudiciales sobre la última investigación. Su hija, Alicia Menendez, consiguió su propio programa de fin de semana en MSNBC. Ayudó a su hijo, Robert Menendez Jr., a ganar su antiguo escaño en la Cámara de Representantes en 2022. Y había dado pasos para presentarse a un cuarto mandato.
Ahora, tras 49 años en la vida pública, todo eso corre el riesgo de desintegrarse.