Gobierno está al filo de ‘cierre’ que interrumpiría servicios de fuerzas armadas, seguridad, entre otros. Cámara Baja y Senado no logran consenso para aprobar presupuesto gubernamental.
Horas clave. Estados Unidos se prepara de nuevo para un cierre del Gobierno, el número 21 en medio siglo. Estas clausuras temporales se dan cuando el Capitolio, que controla los presupuestos, no aprueba leyes de financiación. Son menos comunes cuando el mismo partido controla el Legislativo y el Ejecutivo, pero desde enero los republicanos tienen mayoría en la Cámara de Representantes.
La Casa Blanca comenzó a notificar a los funcionarios estadounidenses que el Gobierno federal cerrará con toda probabilidad en la medianoche del sábado al domingo, dejando a la mayoría de ellos suspendidos de empleo y sueldo hasta que el Capitolio logre aprobar una ley de financiación que permita la reapertura.
El Gobierno debe hacer estas notificaciones, porque debe decidir también qué empleados son esenciales y deben atender los servicios correspondientes de emergencia. Por ello, es probable que muchos de los 1,3 millones de soldados se queden sin poder cobrar mientras dure este cierre gubernamental.
Si no llegan las partes a un acuerdo, se cerrará todo lo que el Gobierno federal considera no esencial, incluidos los museos, los parques nacionales, la investigación científica y se vería afectada la entrega de nuevos préstamos para pequeños negocios o la aprobación de contratos gubernamentales. Los afectados son la mayoría de los dos millones de funcionarios, además de cientos de miles de subcontratados. Quedan abiertos los servicios esenciales como el control aéreo y de fronteras y los cuerpos federales de policía, entre otros.
“Es importante recordar que si cerramos el gobierno, para aquellos de nosotros que estamos preocupados por la frontera y queremos que mejore, la Patrulla Fronteriza y los agentes [de Inmigración y Aduanas] tienen que seguir trabajando a cambio de nada”, dijo el líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell (R-Ky.). “El Senado y la Cámara son muy diferentes, como saben, y creo que en el Senado vamos a seguir tratando de llegar a un acuerdo, aprobarlo sobre una base bipartidista y, con suerte, mantener el gobierno abierto”, agregó.
Hace años, estos cierres no eran un problema. A veces se tardaba más en aprobar los presupuestos, pero se hacía. Desde los años 90, sin embargo, se han convertido en un arma política. El último cierre, de 2018 y 2019, con Trump, fue el más largo de la historia, con 35 días. Muchas familias de funcionarios no pudieron pagar alquileres, hipotecas ni créditos.
Son los republicanos los que se hallan divididos sobre la necesidad de aprobar unos presupuestos. Una pequeña facción radical, de unos 10 diputados, se niega a negociar y votar las partidas correspondientes, algo que apoya el grueso de su partido. El problema de los líderes republicanos es que su mayoría en la Cámara es de apenas nueve diputados de 435, y cada voto cuenta. Ellos piden una reducción mínima del 8% del gasto público, un refuerzo en la frontera y la congelación de las ayudas a Ucrania ante la agresión rusa.
La Casa Blanca y los demócratas los acusan de forzar ese cierre, mientras los republicanos acusan a Biden de ser el responsable último por haber impulsado grandes rescates y programas de gasto público durante la pandemia y cuando los demócratas controlaban la Casa Blanca y el Capitolio.
En el Senado, los dos partidos sí han llegado a un acuerdo inicial, que impediría el cierre, pero aún así debería ser refrendado por la Cámara, algo poco probable.
Tanto Biden como destacados economistas han advertido de que un cierre con la inflación en el 3,67% y los tipos de interés en el rango del 5,25% al 5,50% puede precipitar una recesión. Cabe recalcar que el cierre récord de 2019 le costó al país unos 11 mil millones de dólares, según cálculos oficiales.
Mientras al reloj le queda cada vez menos arena, el fantasma de la parálisis acecha nuevamente a Washington.
“IMPACTOS PERJUDICIALES”
La Casa Blanca presiona públicamente. “Los republicanos extremistas de la Cámara de Representantes están jugando juegos partidistas con las vidas de las personas y llevando a nuestro país hacia un cierre del gobierno que tendría impactos perjudiciales en todo el país”, señaló la administración de Joe Biden en un reciente comunicado.