EN PORTADA: CÁRCEL A POLICÍA TRAS TORTURAS RACISTAS

Crédito: difusión

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Condenan a 20 años de cárcel a expolicía por torturas racistas en Mississippi. Cinco agentes más aguardan castigo tras declararse culpables. 

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Hunter Elward, un exagente de la Oficina del Sheriff del condado de Rankin (que incluye la ciudad de Jackson), en Mississippi, recibió una condena de 20 años de prisión por participar junto a otros seis miembros del autodenominado “escuadrón de matones” en las torturas a dos hombres negros en 2023, después de que un vecino se quejara de que vivían en una casa con una mujer blanca.

El juez de distrito Tom Lee debe dictar también en las próximas horas la sentencia a otros cinco exagentes (todos ellos blancos) condenados tras admitir torturas racistas contra Michael Corey Jenkins y Eddie Terrell Parker.

Antes de dictar sentencia, el juez calificó los crímenes de “atroces y despreciables”, y dijo que la sentencia estaba justificada. “Es lo que se merece el acusado. Es lo que merecen la comunidad y las víctimas”, agregó.

El grupo de seis policías irrumpió a finales de enero de 2023 en una casa del condado de Rankin sin orden judicial y agredió a Jenkins y Parker con pistolas paralizantes, un juguete sexual y otros objetos. Elward admitió haber metido un arma en la boca de Jenkins y haber disparado en un “simulacro de ejecución”.

Días antes, el 24 de enero, una persona blanca llamó al asistente del sheriff del condado de Rankin, Brett McAlpin, y se quejó de que dos hombres negros se alojaban con una mujer blanca en una casa en Braxton, Mississippi. McAlpin habló de la situación con el asistente Christian Dedmon, quien envió un mensaje de texto a un grupo de agentes blancos tan dispuestos a usar fuerza excesiva que se llamaban a sí mismos The Goon Squad (“escuadrón de matones”).

Una vez dentro de la casa, esposaron a Jenkins y a su amigo Parker y les echaron leche, alcohol y jarabe de chocolate en la cara. Los obligaron a desnudarse y ducharse juntos para ocultar el desastre. Se burlaron de las víctimas con insultos raciales y las electrocutaron con pistolas paralizantes.

Tras un simulacro de ejecución, cuando Jenkins recibió un disparo en la boca, los agentes idearon un encubrimiento que incluía colocarles drogas y un arma. Durante meses se presentaron a partir de ese montaje cargos falsos contra Jenkins y Parker.

Previo a que se anunciara la condena, Jenkins y Parker pidieron “las sentencias más duras” en una rueda de prensa. “Ha sido muy difícil para mí y para nosotros”, dijo Jenkins, “esperamos lo mejor y nos preparamos para lo peor”.

Jenkins sufrió una laceración en la lengua y una fractura en la mandíbula. Todavía tiene problemas para hablar y comer.

Malik Shabazz, abogado que representa a ambos, dijo que el resultado de estas sentencia podría tener implicaciones nacionales.

“Michael Jenkins y Eddie Parker continúan sufriendo emocional y físicamente desde este horrible y sangriento ataque por parte de los agentes del condado de Rankin”, indicó Shabazz, “se debe enviar un mensaje a la policía de Mississippi y de todo Estados Unidos: ese nivel de conducta criminal enfrentará las consecuencias más duras”.

Los acusados son McAlpin, Dedmon, Elward, Jeffrey Middleton y Daniel Opdyke, del Departamento del Sheriff del condado de Rankin; y Joshua Hartfield, un oficial de policía de Richland. 

Los seis se declararon culpables de cargos criminales que incluyen conspiración contra derechos, obstrucción de la justicia, privación de derechos bajo apariencia de ley, disparo de arma de fuego bajo un delito de violencia y conspiración para obstruir la justicia. Los documentos judiciales identificaron a Hunter Elward como uno de los miembros del Goon Squad. Los otros identificados como parte del equipo fueron Middleton y Opdyke.

La mayoría de abogados no respondieron a los correos electrónicos solicitando comentarios. Jason Kirschberg, en representación de Opdyke, puntualizó: “Daniel ha aceptado la responsabilidad por sus acciones y por sus omisiones. […] Ha admitido que se equivocó y siente un profundo remordimiento por el dolor que causó”.

Por los cargos federales, Elward se enfrentaba a una pena máxima de 120 años más cadena perpetua y 2.75 millones de dólares en multas, al igual que Dedmon. Hartfield enfrenta una posible sentencia de 80 años y 1.5 millones de dólares, McAlpin enfrenta 90 años y 1.75 millones de dólares, Middleton enfrenta 80 años y 1.5 millones de dólares, y Opdyke podría ser sentenciado a 100 años con una multa de 2 millones de dólares.

Los exoficiales aceptaron las sentencias recomendadas por el fiscal que van de cinco a 30 años en un tribunal estatal, pero el tiempo cumplido por condenas separadas a nivel estatal correrá a la vez de sentencias federales potencialmente más largas.

El condado de Rankin, de mayoría blanca, está justo al este de la capital del estado, Jackson, que alberga uno de los porcentajes más altos de residentes negros de cualquier otra gran ciudad del país.

Los agentes advirtieron a Jenkins y Parker que “se mantuvieran fuera del condado de Rankin y regresaran a Jackson o a ‘su lado del río Pearl’”, señalan documentos judiciales, en referencia a un área con mayores concentraciones de residentes negros.

PIDEN RENUNCIA DEL SHERIFF

Durante meses, el sheriff del condado de Rankin, Bryan Bailey, cuyos ayudantes cometieron los crímenes, comentó poco sobre el caso. Después de que los agentes se declararan culpables en agosto, Bailey indicó que los agentes actuaban por su cuenta, y prometió cambiar el departamento. Jenkins y Parker pidieron su renuncia y presentaron una demanda de 400 millones contra el departamento.

En estos crímenes cometidos por agentes de la ley los fiscales federales vieron ecos de la oscura historia de Mississippi, incluido el asesinato en 1964 de tres trabajadores de derechos civiles después de que un asistente de sheriff los entregara al Ku Klux Klan.

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