Doce migrantes son encontrados sin vida frente a la costa de Sfax, límite con Italia, en Túnez. Al menos otra treintena se encuentra desaparecida por naufragio de embarcaciones precarias.
Doce cuerpos de migrantes subsharianos fueron recuperados por las autoridades tunecinas. Todos ellos- hombres adultos- fueron encontrados frente a la costa de Sfax (centro-este de Túnez), informó el portavoz del tribunal de la ciudad, Fawzi El Masmoudi. Esta ciudad costera se ha convertido en el principal punto de partida de la migración irregular en el Mediterráneo hacia Europa.
Al menos otra treintena de personas se encuentran desaparecidas después de que dos embarcaciones precarias, partidas desde Túnez el pasado jueves, naufragaran debido a las malas condiciones meteorológicas frente a la isla italiana de Lampedusa. Esta se encuentra a apenas 150 kilómetros de distancia, reveló la Organización Mundial para las Migraciones (OIM).
De las 70.000 llegadas de migrantes este año a la costa italiana, 37.700 lo hicieron desde Túnez, mientras los guardacostas interceptaron a más de 23.000 personas que trataban de cruzar el Mediterráneo central, la ruta migratoria más mortífera que se conoce, según el último informe de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Este flujo humano ha puesto al país en el punto de mira. A principios de julio, cerca de 1.200 subsaharianos -incluidos residentes legales y solicitantes de asilo- fueron detenidos en Sfax para ser expulsados a las fronteras terrestres con Libia y Argelia, en una zona sin acceso a comida, agua o asistencia.
Tras más de una semana, 600 personas que se encontraban en territorio libio fueron realojadas por la Media Luna Roja en centros de acogida, aunque cientos de ellas continúan bloqueadas. Las autoridades libias han anunciado haber recuperado al menos 17 cadáveres, incluido un niño de corta edad, en varios campamentos improvisados en el desierto.
Human Rights Watch (HRW) instó a la Unión Europea a suspender el apoyo financiero a Túnez después de que firmase el pasado 16 de julio un acuerdo para reforzar sus fronteras a cambio de importantes inversiones, incluido un paquete de 105 millones de euros para rescates y “retornos voluntarios”. Asimismo, aseguró que el país magrebí no es un lugar “seguro”.
GOBIERNO: NO SOMOS RESPONSABLES
En las últimas semanas, el Gobierno tunecino ha acusado a las organizaciones internacionales, especialmente Naciones Unidas, de declaraciones “imprecisas e incluso engañosas” sobre estas expulsiones y ha defendido que el Estado “no es responsable de todo lo que sucede fuera de sus fronteras”.
El presidente tunecino, Kais Said, que se arrogó plenos poderes en julio de 2021 “para preservar la paz social”, pidió en febrero a las fuerzas de seguridad tomar medidas urgentes contra las “hordas” de migrantes que forman parte de una “conspiración” para cambiar la identidad “árabe-musulmana” de Túnez.