Trump estudia cómo seguir la pelea, buscar una salida digna

El presidente Donald Trump nunca admite una derrota. Pero ahora afronta una difícil decisión tras la victoria electoral del demócrata Joe Biden: admitirlo con elegancia por el bien del país, o no hacerlo, pero ser expulsado de la Casa Blanca igualmente.

Después de casi cuatro días de agónico conteo que llevaron a la victoria de Biden el sábado, Trump seguía insistiendo en que la batalla no había terminado. Arrojó acusaciones sin fundamento de fraude electoral, prometió una sucesión de procesos judiciales y publicó tuits en mayúsculas insistiendo que había “GANADO ESTAS ELECCIONES. POR MUCHO”.

No se esperaba que Trump aceptara nunca de forma oficial su derrota, según personas cercanas al mandatario, pero era probable que, aunque reacio, abandonara la Casa Blanca al final de su mandato. Sus esfuerzos continuados por describir los comicios como injustos están considerados como un intento de aliviar el golpe a su ego y de mostrar a sus leales seguidores que sigue luchando. Eso podría ser clave para mantenerles motivados para el siguiente acto.

“Piensa pelear”, dijo el asesor económico de Trump Larry Kudlow cuando empezaba a estar claro que el presidente iba a perder.

¿Admitiría alguna vez Trump que había perdido? “Lo dudo”, dijo el viejo amigo y asesor de Trump Roger Stone, cuya sentencia le conmutó el presidente hace poco. Como resultado, dijo Stone, Biden tendrá “una sombra sobre su presidencia, en la que la mitad de la gente del país cree que fue elegido de forma ilegítima”.

Algunos de sus aliados sugirieron que si Trump quiere crear un imperio mediático en los próximos años, tiene un incentivo para alargar el drama. También si quiere dejar la puerta abierta a un regreso en 2024, cuando sólo sería un año mayor que Biden ahora.

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