John Henry Ramírez, de 38 años, fue ejecutado en Texas tras ser condenado por la muerte de un hombre en 2004. Luego de una batalla legal, la Corte Suprema dio permiso para que el pastor Dana Moore acompañe a Ramírez en sus últimos momentos de vida.
El prisionero recibió a la inyección letal por haber apuñalado 29 veces a Pablo Castro, un empleado de un mercado, padre de nueve hijos y abuelo de 14. La fecha original estaba programada para setiembre, pero está fue retrasada por el proceso que se estaba siguiendo en la Corte Suprema.
Esta sería la primera vez que Moore y Ramírez podrán tener contacto físico en los cinco años desde que se conocen. El pastor y el prisionero estuvieron comunicándose a través del plexiglás en las múltiples reuniones que han tenido.
En ese sentido, Moore cuestionó si la pena de muerte es una verdadera solución. “Nuestra sociedad sería mucho mejor si se le permitiera vivir a John”, declaró el pastor, “Allí (en la cárcel) no hay nadie que lo quiera y se preocupe por él. Yo quiero estar ahí y hacerle saber que estoy aquí para él”, sostuvo el sacerdote.