¿Dejarán que Trump siga viviendo en Palm Beach? La ciudad lo analiza.

El Senado en Washington ha dado por iniciado el segundo juicio político al ahora expresidente, esta vez por el asalto al Capitolio por parte de sus partidarios, pero aunado a eso, Trump fue el centro de atención en la reunión del Concejo Municipal de una ciudad habitada mayoritariamente por personas adineradas.

En la audiencia, que se celebró por Zoom y solo tenía propósito informativo, expusieron sus opiniones John “Skip” Randolph, abogado de la ciudad; John Marion, en representación de Trump; Reginald G. Stambaugh, que representa a un grupo de vecinos de Mar-A-Lago, y Philip Johnston, que representa a un grupo dedicado a preservar la “calidad de vida” de esta ciudad de ricos y famosos.

Los dos primeros defendieron que Trump tiene derecho a vivir en la “suite del propietario” de su club y los otros dos lo cuestionaron, al igual que hizo un ciudadano de apellido “Taylor” que pidió hablar en la audiencia y dijo que Mar-a-Lago se ha convertido en la “Oficina del 45 presidente de EE.UU” y eso genera preocupación en la ciudad.

Trump, su esposa, Melania, y el hijo de ambos, Barron, establecieron su domicilio legal en Mar-a-Lago a fines de 2019, cuando todavía era presidente y desde el 20 de enero de 2021, día en que Joe Biden asumió la Presidencia, residen permanentemente en esa mansión de la década de 1920 convertida en un club privado desde los años 90.

Desde que en diciembre se supo que los Trump iban a trasladarse desde la Casa Blanca a Mar-a-Lago empezaron a surgir planteamientos en contra por parte de vecinos de Palm Beach.

El abogado Stambaugh, en nombre de un vecino de Mar-a-Lago cuya identidad se mantiene oculta, planteó formalmente al Consejo Municipal que Trump perdió su derecho a residir permanentemente en esa propiedad cuando en 1993 llegó a un acuerdo con las autoridades para convertirla en un club privado.

El abogado de Trump reconoció que en los cuatro años en que fue presidente y visitó Mar-a-Lago por vacaciones, su presencia causó inconvenientes a los vecinos como el bloqueo de puentes y calles por parte de la seguridad, pero indicó que eso ya se acabó ahora que es expresidente y quiere “disfrutar la propiedad”.

Johnston puso en duda que la calidad de vida de Palm Beach no se vaya a resentir por la residencia permanente de Trump en Mar-a-Lago y mencionó las manifestaciones de sus seguidores y eventuales actividades políticas del expresidente.

La audiencia, en la que no hubo controversias ni enfrentamientos entre las partes encontradas, terminó con el acuerdo de decidir sobre el asunto en abril próximo para dar tiempo a preparar las “respuestas leales” sobre la cuestión.

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